La conversión de la Torre Agbar de Barcelona en un hotel cinco estrellas se ha visto paralizada por la negativa del Ayuntamiento a conceder las licencias de obras necesarias

La Torre Agbar no será un hotel Hyatt

El Ayuntamiento de Barcelona no ha concedido los permisos de obra necesarios para la conversión de la Torre Agbar en un hotel de 5 estrellas Gran Lujo.

El Ayuntamiento de Barcelona no ha concedido los permisos de obra necesarios para la conversión de la Torre Agbar en un hotel de 5 estrellas Gran Lujo.

La Torre Agbar es el tercer edificio más alto de Barcelona y hasta 2015 fue la sede de Aguas de Barcelona. Su destino parecía ser el de convertirse en uno de los hoteles de lujo más icónicos de la Ciudad Condal, por su ubicación y peculiar arquitectura, obra de Jean Nouvel, pero tras varios años de negociaciones y especulaciones, sus propietarios han decidido tirar la toalla y venderla para que siga siendo lo que siempre ha sido: un edificio de oficinas.

La Torre Agbar de Barcelona no será un hotel de cinco estrellas y mantendrá su uso como edificio de oficinas
Fotografía de la Torre Agbar de Barcelona de Pixabay.

Emin Capital, fondo de inversión andorrano, y Westmont Hospitality Group (WHG) eran las propietarias de la Torre Agbar desde 2013 y 2016 respectivamente. La primera de ellas adquirió el edificio en 2013 por 150 millones de euros, con la intención de ubicar allí un hotel de cinco estrellas. Para lograrlo, debía esperar a que su inquilino de entonces, la empresa Aguas de Barcelona, abandonara sus instalaciones por otras nuevas. Eso sucedió en 2015, pero entonces apareció el problema de las licencias, que ha ralentizado el proyecto hasta que en enero de 2017, la idea ha saltado por los aires. Durante el compás de espera, apareció WHG, un grupo de inversión hotelera que opera marcas como Hilton o Radisson, que entró en 2016 adquiriendo el 60% de la Torre Agbar por valor de 152 millones de euros. WHG fue propietaria del Hilton Diagonal Mar, que revendió en 2015 a un fondo de inversión de Omán.

Ahora, Emin Capital y WHG han decidido deshacerse de la Torre Agbar después de que el Ayuntamiento de Ada Colau haya negado la concesión de las licencias de obras necesarias para transformarlo en un hotel. El proyecto se perfilaba como un gran reto para arquitectos y diseñadores puesto que la Torre Agbar nunca se planteó como un lugar de alojamiento.

El comprador de la Torre Agbar es la Socimi Merlin Properties, que la ha adquirido por 142 millones de euros, a los que deberá añadir 15 millones más para renovar el edificio.

La consultora inmobiliaria Savills ha mediado en la operación, que supondrá un aumento del peso de Barcelona en la cartera de oficinas de Merlin del 17% al 19%. Savills calcula que la Torre Agbar generará 10,3 millones de euros al año en cuanto sus oficinas se empiecen a alquilar. El metro cuadrado ronda los 3.775 euros.

En un comunicado de prensa, Arturo Díaz, CEO de Savills, asegura que “esta operación demuestra la fortaleza del mercado de oficinas, que ha ido mejorando sustancialmente su comportamiento mientras los problemas administrativos dificultaban la conversión a otros usos”, en clara referencia a la moratoria del Ayuntamiento de Barcelona.

La posibilidad de que la Torre Agbar se convirtiera en un hotel de cinco estrellas Gran Lujo era una de las operaciones más valoradas de 2017 por otra consultora inmobiliaria, Irea, que la planteaba como uno de los motores de la inercia en la inversión inmobiliaria en España para 2017 para el primera semestre del año en su informe anual ‘Radiografía del mercado de inversión hotelera en España 2016’. Podría haber sido uno de los mejores hoteles románticos de Barcelona.

Miguel Vázquez, socio de la División de Hoteles de la consultora, a la llamada de este medio, explica que “si Torre Agbar se hubiera cerrado como se esperaba, hubiera sido una cifra relevante, pero nuestro convencimiento es que España sigue manteniendo el atractivo que ha tenido durante el año 2016. Esta operación de compra no cambia las previsiones”.

Vázquez valora que la moratoria del Ayuntamiento de Barcelona, la Torre Agbar tenía más viabilidad si cabe porque iba a nacer sin competencia nueva. Creo que eso hizo, seguramente, que WHG empezara a mirarlo con más apetito. El proyecto tomó sentido con la propia moratoria pero ha sido la moratoria la que ha hecho que los plazos se alarguen demasiado”.

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