Entre las Semanas Santas originales de Andalucía destacan las de Caminos de Pasión

Semanas Santas curiosas de Andalucía

Dónde se organizan algunas de la Semana Santas de Andalucía más originales y auténticas.

El turismo religioso y los destinos jubilares en España tiene en la Semana Santa una de sus máximas expresiones populares. En Andalucía varias localidades forman una ruta cultural llamada Caminos de Pasión para poner de relieve la singularidad y el valor histórico de sus tradiciones de Semana Santa. La Semana Santa de Cabra tiene seis siglos de tradición, por ejemplo. Baena, Priego de Córdoba, Alcalá la Real o Lucena también organizan desde hace siglos algunas de las Semana Santas más curiosas de Andalucía. La Semana Santa de Osuna se diferencia en la cantidad de influencias que ha ido asimilando y en el valor y antigüedad de sus imágenes, entre las que destaca el Cristo de la Vera Cruz.


Junio huele a flores, sí, pero también a incienso y cera, al barniz de las tallas y al alcanfor de los zapatos, las mantillas y los capirotes que se han devuelto al armario. De lo poco que esperará agazapado hasta el año que viene. Todo lo demás está otra vez en marcha. Y es que, cuando el resto de España esparce las promesas anticipadas del verano sobre el recuerdo, ya lejanísimo, de la Semana Santa, aquí ya se avienta la siguiente.

“Lo de arrimar el hombro es algo literal”, explica, emocionada y sonriente, Araceli Moreno, mientras los nervios agitan los penachos de los romanos que se apelotonan entre los bancos. Cuchicheo de peinetas y campanilleos de plata. La Iglesia de San Mateo, en Lucena, es una olla borboteante de santeros que bailan en las naves, con el pecho henchido y la cara descubierta, herederos de esa necesidad medieval de demostrar que todos participaban con sus familias, como buenos cristianos, en la mayor fiesta del Catolicismo, una Semana que en Caminos de Pasión -ruta cultural con algunas de las Semanas Santas más curiosas de Andalucía- , es el eje vertebrador de sociedad y economía. Los 365 días del año.

“Los de fuera se reencuentran con sus raíces”, apunta José Manuel Mauvesín, mientras moja un pestiño en un café con leche entazado en la vajilla del XIX que una vecina ha sacado para un desayuno improvisado. “Es cuando más afloran la hospitalidad y el trabajo en equipo”. No cabe duda. Porque a la mesa estamos sentados un grupo de perfectos desconocidos mientras en el sofá ronronea un nazareno desfallecido. Fuera, los tambores de coliblancos y colinegros –los judíos de antaño reconvertidos tras vueltas y revueltas en un combinado sorprendente de estilos históricos y personales- retumban sin parar. Baena se vuelca en las calles porque todos, directa o indirectamente, han trabajado sin descanso durante los últimos 357 días.

Carmona tiene una de las Semanas Santas más curiosas de Andalucía por los sagrarios del Jueves Santo
Carmona tiene una de las Semanas Santas más curiosas de Andalucía por los sagrarios del Jueves Santo.

Del yo al nosotros

De nada han valido las prohibiciones de la Contrarreforma o de los ilustrados, las rencillas bélicas o las crisis económicas. Las Corporaciones Bíblicas de Puente Genil siguen acompañando las marchas procesionales mientras en los Cuarteles reverberan las saetas y se prueban los rostrillos. No es (sólo) un derroche de fiesta, sino un encuentro social, sin clases ni condiciones; generacional, histórico, artístico. Y espiritual. Aquí cada persona tiene una función, igual que en los pasos escenificados en la Fortaleza de Alcalá la Real, donde Judas es asediado por todos los asistentes: “Juillas, Juillas, que vendiste al Señor por tres perrillas”. O que en el Viernes Santo de Priego de Córdoba no sobre nadie para subir en volandas al Nazareno hasta el Calvario, convertido en un mar de hornazos a la espera de su bendición colectiva. Catarsis teatral; devoción callejera; el efecto exultante del trabajo en equipo; el olvido del “yo” a favor de un “nosotros” en el que caben tantas lecturas positivas como gestos interrogantes.

Los rostrillos son las máscaras que representan a los personajes bíblicos del Antiguo y del Nuevo Testamento que en localidades como Puente Genil acompañan a los pasos procesionales de una de las Semanas Santas curiosas de Andalucía. Cada figura lleva, además, el ropaje que le corresponde y, en las manos, el símbolo que le identifica. “Si no lleváramos rostrillo”, dice Rubén Serrano, presidente del Cuartel pontano de El Cirio, “cada vez sería alguien distinto y lo que nosotros intentamos es la representación pura del pasaje”.

Los extremos de la pasión

Pero qué difícil entender lo que pasa desde la barrera. Hay que bucear en los cuarteles y las cofradías, entre tragos de uvita y organigramas, refranes y chavalería, para calar el significado antropológico de unas tradiciones que materializan los extremos de la pasión humana. Del silencio oscuro y sobrecogedor de la Muerte, a la algarabía trompetera del encuentro con la Virgen y la Resurrección. Angustia y soledad. Júbilo y emoción. Mucho esfuerzo. Y paciencia.

Y en todos los balcones, un hueco para el de fuera, y tiempo para desmenuzar la dimensión inmortal que pasma a nórdicos ojipláticos y repasar las toneladas de flores y velas necesitadas; de los kilómetros de hilo y telas comprados; del coste de los peinados y de la ropa, de los ingredientes de las recetas, de lo que llena el dolor de las andas y las lágrimas que salta la dedicación exigida por esta logística comunitaria. Una maquinaria engrasada que ya está pensando en cómo mejorar y ser más bella y especial, en qué papeletas se repartirán y cómo recaudarán los fondos necesarios, no sólo para sus actividades si no para las acciones sociales en las que muchos de estos grupos están involucrados.

Antigüedad híbrida y continentes

Manejeros y porrillas, diseñadores y bordadoras, escultores, panaderos, hojalateros, madrinas, vecinos… Y mil nazarenos para 17.000 ursaonenses, con sus cruces de penitencia y su Cristo americano de la Vera Cruz, del siglo XVI, en madera de ácana; y 29 cofradías para 20.000 vecinos de Cabra que viven con pasión su Semana Santa y que, por cierto, tienen dos de las seis cererías que hay en Andalucía. Por algo será lo de que aquí es Semana Santa todo el año… Desde el siglo XV. De uno más tarde, 1521, es el Cristo San Felipe, el más antiguo que procesiona en Andalucía y que contribuye a que el Jueves Santo de Carmona brille más que el sol y que la suya sea también una de las Semanas Santas curiosas de Andalucía.

Todo este legado -que no es semanal- ayuda a comprender buena parte de la idiosincrasia de una región de contrastes y olivares, uncida a la tierra y amparada por una sapiencia milenaria, hija del batido de creencias y culturas que, desde los Tartessos, han desfilado por aquí.

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