Si haces turismo en San Marino tienes que visitar San Leo (Rimini), también en Emilia Romaña. San Leo es un pueblo lleno de encanto, cuya fortaleza está considerada una de las mejores construcciones de Italia. Pero, además, parece que fue donde Dante Aliguieri se inspiró para su “Divina Comedia“. Para comprender la idiosincrasia de San Leo es necesario conocer un poco las claves de Emilia Romaña, la región en la que se ubica. El legado del Imperio romano, cuya máximo exponente sigue siendo la Vía Emilia, comparte protagonismo con el de las culturas y gobiernos que le han sucedido, atraídos todos por la riqueza de esta tierra al Sureste de Italia y por su posición estratégica entre el Meditérraneo y el interior de Italia.
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Dante y la Divina Comedia en San Leo
Claves de Emilia Romaña
Así que ascendemos, en un otoño tardío de cielos lavados y bosques crepitantes, por la ladera de la montaña en la que se enroca San Leo, en la provincia de Rimini, en la región de Emilia Romaña, al sureste de Italia. En 22.000 kilómetros cuadrados se concentra un apasionante rosario de anécdotas y restos de civilizaciones. Quizá por eso Dante encontró aquí la inspiración para su “Divina Comedia”, en cuyo Purgatorio, a su vez, se basó la archiconocida serie de televisión “Lost”.
Emilia Romaña siempre ha sido una tierra fértil, salpicada de fortalezas inexpugnables, rodeadas de iglesias y pueblos llenos de encanto. Aquí se repartían fincas -al estilo de Gladiator- entre los veteranos romanos. Porque Roma decidió ocupar Emilia Romaña cuando vio que el flanco estaba demasiado expuesto a las amenazas de galos y cartagineses. Así que llegaron las legiones, se levantaron templos en honor a Júpiter y se diseñó una calzada de 270 kilómetros de longitud, la Vía Emilia, cuyos restos son una de las cosas que ver en Rimini. Después de los romanos, a Emilia Romaña llegaron los hérulos, los ostrogodos, los longobordos, los florentinos y los Papas renacentistas y pendencieros (Alejandro VI y Julio II, por ejemplo). Y todos fueron, como es de presumir, invadiendo, destruyendo, transformando y dejando su toque personal. Así que hoy el cúmulo de lugares que ver desborda las previsiones de cualquier viajero; pero entre ese todo, nosotros nos hemos quedado con San Leo, un pueblo que resume bien todo el conjunto, aunque muchas de las curiosidades de San Marino también justifican una visita hasta este pequeño país, a poco más de media hora en coche de Rímini.
San Leo y la Divina Comedia de Dante
Las influencias culturales en San Leo son similares a las del resto de la región de Emilia Romaña. Aquí, las calles empedradas llevan a iglesias vacías pero repletas de velas encendidas y arcos de medio punto y en el ayuntamiento una chica muy amable se explaya sobre las leyendas, los personajes y los estilos artísticos que, durante siglos, se han acumulado y que todavía esperan a ser reconocidos como Patrimonio de la Humanidad (tecnicismos y politiqueos varios como piedras inherentes al camino). La plaza principal de San Leo tiene una placa que recuerda que Dante Aliguieri menciona a la localidad en su “Divina Comedia”.
Al salir del Ayuntamiento de San Leo, las chimeneas resoplan, los árboles se agitan, cruzan la plaza varias ancianas con chaquetas de colores y todo sigue igual. Igual que ayer, igual que mañana, igual que hace cientos, miles de años. Una Catedral románica a la derecha, una plaza medieval justo enfrente y la sombra de un castillo renacentista, por cuyos muros lucharon Malatesta y César Borgia, que fue también prisión de librepensadores como Giuseppe Balsamo, que dicen que también se dedico a la alquimia. Al fondo, el valle de Marecchia, que se ha ido drenando para arrancarle a los pantanos tierra de la que vivir.
Curiosidades de la Divina Comedia
La “Divina Comedia” de Dane Aliguieri es una joya de la Literatura italiana, ejemplo de la transición del Medievo al Renacimiento.
La “Divina Comedia” de Dante se divide en tres partes (Infierno, Purgatorio y Paraíso) y una de ellas, la del Purgatorio. En la doctrina cristiana, el Purgatorio es el estado de quienes, habiendo muerto en Gracia de Dios aún necesitan purificarse para alcanzar la gloria.