En el Valle de Timna, en Israel, se encuentran las minas de cobre más antiguas del mundo. El cobre fue fundamental en la primera revolución tecnológico y es, junto con el oro, el metal más utilizado por el ser humano, a pesar de que es poco habitual.
[toc[Agradecimientos: Oficina de Turismo de Israel; El Al, línea aéreas de Israel; Panama Jack.
La Historia del cobre es prácticamente la Historia de la Humanidad porque llevamos usando cobre cerca de 9.000 años a pesar de que es un elemento relativamente raro en al corteza terrestre. Porque aunque el oro servía para hacer poderoso un imperio, era el cobre el que se utilizaba para preservar y defender ese poderío y para arrebatárselo a los enemigos.
¿Cómo, si no, habría podido Salomón perpetuarse en el poder?
El cobre fue fundamental para el desarrollo de la Edad de los Metales (IV milenario a.C.), la primera gran revolución tecnológica del ser humano cuyo epicentro estuvo en Oriente Próximo, en torno al Valle de Timna, en el Desierto del Neguev, el Creciente Fértil entre el Mar Mediterráneo y el Golfo Pérsico.
Los yacimientos de cobre de Timna fueron explotados por los faraones Seti I y Ramsés V, principio y final de la cadena de soberanos que exprimieron estas primeras minas de cobre entre los siglos XII y XIV a.C.
Propiedades del cobre
Entre las propiedades del cobre que lo han hecho tan importante destacan que es el segundo mejor conductor de la electricidad (por detrás de la plata, más cara y, por tanto, menos utilizada), que también conduce el calor, que tiene propiedades bactericidas y que, además es muy útil en las aleaciones, un aspecto fundamental a la hora de, por ejemplo, elaborar armas.
Obtención del cobre y comercialización
El valle de Timna fue muy importante en la obtención del cobre.
De hecho, se dice que Timna tiene las minas de cobre más antiguas del mundo, hoy rodeadas de un paisaje rojo, ocre, amarillo, naranja y marrón, y en su comercialización.
Desde el Valle de Timna partían los cargamentos de cobre rumbo a Egipto, vía Eilat, a orillas del Mar Rojo, a 30 kilómetros de distancia, hoy también dentro de las fronteras de Israel.
Usos del cobre hoy en día
En pleno siglo XXI el cobre sigue siendo objeto de deseo por sus excelentes propiedades conductoras de la electricidad, que hacen que todo, o casi todo, dependa de él.
Curiosidades del Valle de Timna
El Valle de Timna, en Israel, es una escultura de viento. La Naturaleza, a fuerza de soplar ha ido labrando unos contornos de fantasía que recuerdan, salvando las distancias, a la Capadocia turca o, por qué no, la Ciudad Encantada de Cuenca, en España: piedras en forma de champiñones gigantes, ventanas gigantescas sostenidas casi en el vacío, montañas retorcidas sobre sí mismas, columnatas en espiral, con arcos y pasarelas imposibles.
Hombre y Naturaleza, mano a mano, han dado forma al Parque del Valle de Timna, de 60 kilómetros cuadrados que se puede recorrer a pie o en bicicleta, como parte de una ruta de cicloturismo en el Desierto del Neguev.
Las excursiones al Parque del Valle de Timna se pueden realizar de manera aislada o como parte del Israel Trail, una ruta que cruza de Norte a Sur todo Israel y que sería, salvando de nuevo las distancias, como el Camino de Santiago español (aunque sin la carga espiritual de éste).
Recomendaciones para visitar el Valle de Timna
* Combinar la visita a Timna y el Desierto del Neguev con una estancia en Eilat, a las orillas del Mar Rojo.
* Si vas a realizar alguna ruta andando o en bicicleta por el Valle de Timna, lleva mapas, agua de sobra, calzado cómodo y protección para el sol.
Es mejor seguir siempre los senderos señalizados.
* En el Valle de Timna se puede realizar actividades con niños, sobre todo alrededor del lago (artificial) Timna.
* Hay recorridos nocturnos para ver los principales monumentos naturales del Valle de Timna iluminados.
* No te olvides de buscar las pinturas egipcias de los siglos 12-14 a.C. que muestran escenas de caza de y ofrendas religiosas, como la que representa el faraón Ramsés III frente a la diosa Hathor cerca de las Columnas de Salomón.
