Tim Marshall disecciona la importancia de la geoestrategia en las relaciones internacionales de hoy en día

Geopolítica y geoestrategia para todos

Prisioneros de la geografía es un libro divulgativo sobre geoestrategia y geopolítica muy vinculado con la actualidad

Prisioneros de la geografía es imprescindible en el marco de las relaciones internacionales del siglo XXI

Tim Marshall analiza la geoestrategia internacional a partir de diez mapas

¿Nos hemos olvidado de la importancia de la geografía en nuestra vida? Quizá los medios de transporte cómodos y rápidos han anulado la posibilidad de percibir los retos que montañas y ríos, llanos y vados, nos plantean; en lo pequeña cotidianeidad y en la toma de grandes decisiones. Por eso, cuando uno camina o pedalea, el paisaje, hasta el más cotidiano se vuelve real y nos permite comprender mejor nuestra posición en el mundo y cómo se distribuye lo que nos rodea.

A mayor escala, Prisioneros de la geografía nos hace tomar conciencia del peso que la corteza terrestre ha tenido y tiene en del devenir de la geoestrategia y las relaciones internacionales, que también nos afectan en lo diario. El libro de Tim Marshall, periodista con una larga trayectoria en temas internacionales, es necesario ahora que se cuestiona el funcionamiento de la OTAN, que se ponen en tela de juicio las alianzas posteriores a la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría; cuando se vaticina que China será la mayor potencia mundial para mediados del siglo XXI –si no antes- o cuando se menciona –aunque de pasada en los medios españoles- la presencia de China en África y Sudamérica.

Prisioneros de la geografía es un libro divulgativo sobre geoestrategia y geopolítica muy vinculado con la actualidad

A partir de 10 mapas, Marshall divulga muchas de las claves geográficas que han determinado la creación y las políticas que conocemos. Y digo que divulga porque si algo distingue Prisioneros de la geografía es la sencillez y la facilidad con la que pone negro sobre blanco algunas de las cuestiones más espinosas de la geoestrategia, casi siempre ocultas tras los titulares de las noticias diarias, generalmente carentes de contexto. Marshall no las da todas y a veces peca de un enfoque excesivamente anglosajón, como al hablar de la Europa mediterránea, pero su visión es bastante global, original y reflexiva.

Su valoración de la geografía española resulta breve y extremadamente superficial dada la proyección internacional que el país ha tenido durante siglos, superando de manera efectiva las limitaciones geográficas que Marshall destaca. Lo mismo sucede con Italia, Portugal o Grecia. Y la geografía –aunque importante en el desarrollo político y económico- no es la única explicación del auge o de la caída de los estados, como el propio Marshall reconoce. Igual que el materialismo histórico parece estar siempre detrás de los hechos históricos, por mucho que lo vistamos de idealismo, el determinismo geográfico, aunque influyente, se queda corto al explicar fenómenos económicos o culturales.

Más pormenorizada e interesante resulta la atención que Prisioneros de la geografía despliega alrededor de la geoestrategia en torno a las futuras –si no presentes subrepticiamente- guerras del agua: entre India y Pakistán, India y China, China y Tíbet o en Oriente Próximo. O a propósito de las inundaciones oceánicas que condicionarán el futuro de Bangladesh o Maldivas y sus entornos. La guerra en el mar y las aspiraciones náuticas de China y Rusia –atención a sus alianzas con países del Índico y sus avances en el Norte de Europa respectivamente – o la búsqueda de materias primas en África y el Ártico son capítulos absorbentes y necesarios para comprender hechos que a veces se nos presentan de manera inconexa.

Marshall también se esfuerza por hallar los orígenes las fronteras que conocemos; desde las del país más extenso del mundo, Rusia, hasta las de Estados Unidos o las del cuestionado proyecto europeísta.

Y precisamente una de las razones por las que más merece la pena leer Prisioneros de la geografía es, precisamente, la crisis de la Unión Europea como institución aglutinadora e instrumento geoestratégico. Si no para diluir el euroescepticismo, sí al menos para meditar para que fue creada, cómo se ha desvirtuado y qué posibilidades existen de volver a darle un sentido. “A los que no fueron testigos de primera mano de aquello (Segunda Guerra Mundial) y que, sobre todo ahora, a raíz de la crisis, se están preguntando qué beneficios comporta la unidad de Europa, la respuesta (…) pese a los problemas y dificultades que quedan por superar, es: la paz”. No lo dice Tim Marshall, sino Helmut Kohl, en un artículo publicado en 2012 en el diario alemán Bild.

Qué: Prisioneros de la geografía, de Tim Marshall.

Quién: Península Atalaya.

Total
0
Shares
Artículo anterior
La fachada de la Casa Batlló le valió el sobrenombre de 'El Osario'

Ruta Gaudí en Barcelona: qué ver y entradas [ACTUALIZADO 2022]

Siguiente artículo
IBIS-BUDGET-MALAGA

Ibis Budget Málaga Centro,un hotel barato en el centro de Málaga

Artículos relacionados