Las caravanas de la muerte de 1915 vertebran el Genocidio armenio, episodio fundamental de la Historia de este país euroasiático y piedra de toque del carácter de sus gentes, que contribuyen en gran medida a que Armenia sea un país batallador y orgulloso de sus tradiciones.
“El Gendarme” es una novela sobre el olvido y la memoria. Sobre ese momento de la vida en el que hay más camino recorrido que por recorrer y el espejo retrovisor invita a reflexionar sobre lo hecho hasta el momento. Aunque sea por accidente. Como le sucede a Emmett Conn, quien de repente se enfrenta a una serie de visiones extrañas, que no atina a ubicar en su existencia hasta que su participación como vigilante en las caravanas de armenios deportados por Turquía va cobrando fuerza y forma hasta constatar que el Genocidio armenio es parte del testamento europeo. ¿Qué hace uno cuando recupera esa parte de su pasado, olvidada por accidente? ¿Tiene sentido buscar a una de aquellas personas, forzadas a vagabundear por los desiertos turcos hasta la muerte para pedirle perdón? A partir de una historia aparentemente floja, el genocidio que el Gobierno turco cometió con la población armenia, entonces integrada dentro del Imperio, se va dibujando de manera realista y asfixiante, casi se podría decir que como todas las historias de horror, crueldad, racismo y persecución religiosa. Pero no por ello se la debe descartar; al contrario. Porque es tan desconocida, merece ser escuchada y leída, sobre todo cuando el Genocidio armenio ha cumplido cien años como el primer genocidio del siglo XX en Europa. Además, puede ser el primer paso para conocer un país apasionante, complejo, a caballo entre dos continentes y diferentes credos, con una trama inaudita de leyendas y certezas.
“El Gendarme”, de Mark T. Mustian, es un libro de necesaria lectura, aunque deje un poso de amargura y tristeza, por lo sucedido pero también por el tiempo que uno lo ha ignorado. Porque hoy Armenia existe como realidad política y social y su historia ha sido olvidada por Europa durante 100 años a excepción, quizá, de Francia, con quien le unen los lazos tendidos por su diáspora, más abundante, al menos hasta hace poco, que sus propio territorio. En el centenario del genocidio de Armenia recuperamos, porque ya lo recomendamos hace un tiempo, un título imprescindible para conocer una tragedia semienterrada en la memoria europea por presiones políticas y la humildad de sus víctimas y que se contrapone totalmente a la creencia ancestral de los armenios de que es en Armenia donde se ubica el Jardín del Edén. Ahora que el Papa Bergoglio ha tenido el valor suficiente de denunciar de manera oficial la masacre cometida por Turquía en el contexto de la Primera Guerra Mundial, parece oportuno acercarse de manera individual, y a través de la Literatura, a esa realidad que se conmemora cada 24 de abril y que tiene su particular monumento contra la desmemoria a las afueras de Yerevan.
Qué: El gendarme, de Mark T. Mustian.
Quién: La Esfera de los libros.
