Turismo cultural: “No hay productos culturales específicos”

Análisis crítico del turismo cultural en España a partir de la definición de la OMT y de los ejemplos de destino cultural de Toledo, Málaga, La Alhambra y Santiago de Compostela.

La idea de turismo cultural nace en los años  90, aunque es en 2005 cuando la OMT elabora su definición. Toledo, Santiago de Compostela, La Alhambra y Málaga como ejemplos de destinos de turismo cultural en España.

¿Qué es el turismo cultural?

La definición de ‘turismo cultural’ de la OMT (2005) dice que se trata del “movimiento de personas hacia atractivos con objeto de adquirir una nueva información y experiencias por satisfacer sus necesidades culturales y generar nuevos conocimientos, experiencias y encuentros”. Al calor del Año Greco en  Toledo (2014) y sin perder tampoco de vista la consideración de motores turísticos de muchos museos y espacios culturales (los museos del Paseo del Arte de Madridlos museos de Málaga, etc), analizamos las posibilidades del patrimonio cultural español y las repercusiones que la consideración de Capital Europea de la Cultura ha tenido para las ciudades que así han sido valoradas, con la ayuda de Miguel Ángel Troitiño Vinuesa (M.A.T.V.), Catedrático de Geografía Humana de la Universidad Complutense de Madrid.

VdP: ¿Qué se debería entender por turismo cultural? ¿Ha cambiado el concepto o es que necesitamos etiquetar este tipo de experiencias?

M.A.T.V.: En mis investigaciones, realmente no hablo de turismo cultural. Hablo de prácticas culturales en distintos tipos de destinos. Sí hay destinos que pueden llamarse patrimoniales, en los que el patrimonio cultural es la atracción por la que van los ciudadanos. Santiago de Compostela es un destino patrimonial, como lo es Cuenca. Madrid es un destino mixto, puede serlo de patrimonio pero también lo es urbano o de congresos.

Yo creo que ese afán por etiquetar las cosas lleva a utilizar conceptos de una manera muy poco definida. Benidorm es un destino de litoral pero si hay una exposición, los turistas que están allí, cuando la visitan, o visitan un museo, están haciendo una práctica turística cultural. Y las personas, a lo largo de nuestra vida, incluso a lo largo de un año, estamos haciendo prácticas turísticas muy diferentes: unas veces vamos a un espacio urbano, o de montaña; otros días estamos en la playa y otro fin de semana largo, nos vamos a Roma, por ejemplo. Ahí es donde yo creo que existe ese tipo de confusión. Por eso nosotros, en una de las líneas que investigamos, analizamos los recursos fundamentales por los cuales las personas nos movemos de un sitio a otro.

Si el patrimonio cultural es el factor de atracción, estoy en una práctica de turismo cultural. En el caso de Toledo, si el factor fundamental por el que yo voy es la exposición de El Greco, estoy haciendo una práctica de turismo cultural.

Laocoonte,cuadro de la etapa final del Greco. Al fondo,Toledo.
Laocoonte,cuadro de la etapa final del Greco. Al fondo,Toledo.

“Para que un destino patrimonial sea también potente a nivel turístico, no basta sólo con tener el patrimonio, si no que éste tiene que estar bien conservado y bien adecuado y tiene que haber empresas y tour operadores especializados.”

VdP: ¿No todo acto o espacio cultural puede y debe tener una proyección turística? ¿Cómo valora el ejemplo de Toledo como turismo cultural?

M.A.T.V.: Lo cultural tiene dimensión autónoma. Es un error que a veces se comete en los temas de patrimonio. Yo creo que el patrimonio se debe conservar, se debe adecuar para el uso y disfrute de los ciudadanos en general. Luego, este patrimonio se encuentra en un destino turístico, o un evento cultural, tiene, además, esa otra dimensión. Pero no hay productos turísticos culturales específicos. Se pueden organizar productos turísticos culturales específicos y comercializarlos como tales, pero eso no quiere decir que sirva sólo para los turistas.

La exposición de El Greco en Toledo, por ejemplo, ha sido visitada por un número muy importante de vecinos de la ciudad y tiene una proyección fundamentalmente cultural. Lo que ocurre es que a veces no encaja con lo que nosotros y la OMT entendemos por turistas (aquella persona que por motivos diversos se desplaza desde su lugar de residencia a otro y pernocta)… A veces se dice, ‘todo el que visita El Prado es turista cultural’; no: es visitante de El Prado. Luego, de esos, unos son turistas que están pasando unos días en Madrid; otros son excursionistas que pasan el día en la ciudad; otros son residentes y otros provienen del área metropolitana y vienen un día a visitar el museo.

VdP: ¿Acontecimientos como el Año Greco ayudan a conservar y revalorizar el patrimonio a medio y largo plazo o son eventos puntuales que al final se celebran y pasan sin pena ni gloria?

M.A.T.V.: Uno de los objetivos de El Greco 2014 era, fundamentalmente, poner en valor y recuperar una serie de espacios para los cuales El Greco había pintado una serie de obras. Y con esa filosofía, es decir, que más allá del Año Greco eso fuese una oportunidad para relanzar mundialmente Toledo y su patrimonio. Porque en realidad, Toledo también se proyectó internacionalmente en 1915 con el centenario y cuando el Marqués de la Vega Inclán impulsa lo que va a ser la Casa-Museo del Greco en un momento en el que el turismo en España estaba vinculado a los recursos patrimoniales.

En el caso del Greco 2014 sí se han hecho una serie de actuaciones y se han recuperado o tratado para la exposición, obras de una serie de monumentos, como puede ser el  Hospital del Cardenal Tabera, Santo Domingo el Antiguo o, por ejemplo, la Capilla de San Salvador, que se ha abierto a las visitas y donde se puede ver la obra del Greco tal como él la pintó y en su ambiente, y que para  mí es una pequeña Capilla Sixtina. Yo creo que ése debería ser el objetivo de los grandes eventos culturales.

VdP: ¿Es justo comparar los resultados del turismo cultural y del turismo de sol y playa o se trata de dos cosas totalmente distintas entre sí?

M.A.T.V.: Lo cierto es que el 50% de los turistas de litoral realizan prácticas culturales. El éxito turístico de Málaga está unido, en buena medida, a que es un destino mixto porque además de estar en la Costa del Sol tiene un rico patrimonio cultural y también una parte museística.

A veces se está desaprovechando la oportunidad de su visita al litoral para mostrarles los valores patrimoniales que tiene el resto del país. Lo cierto es que esos turistas del litoral visitan destinos patrimoniales que están en la esfera de influencia de ese litoral. Es el caso de La Alhambra de Granada. Los turistas que están en la Costa del Sol hacen una excursión a La Alhambra, igual que los cruceros que paran en Málaga o en Motril. Yo creo que a veces se simplifican mucho las cosas. Es cierto que en España se ha proyectado como un destino de litoral que tiene muchas posibilidades para el turismo internacional pero tampoco hay que olvidar la importancia del turismo nacional. La mayor parte de los visitantes de las ciudades históricas y patrimoniales son básicamente españoles. En el caso de Toledo, de Sevilla, de Santiago, el porcentaje de extranjeros es elevado pero en el resto de destinos patrimoniales, no llega al 20%.

“Todos los ciudadanos tenemos derecho a usar los recursos patrimoniales de nuestro país y, en el caso del Patrimonio de la Humanidad, todos los ciudadanos del mundo, pero hay que hacerlo responsablemente.”

VdP: ¿Cuál es el perfil del turista cultural?

M.A.T.V.: Es cierto que comparativamente con otros países europeos, el papel del turismo patrimonial extranjero es menor. Yo creo que también porque para que un destino patrimonial sea también potente a nivel turístico, no basta sólo con tener el patrimonio, si no que éste tiene que estar bien conservado y bien adecuado y tiene que haber empresas y tour-operadores especializados en esta demanda específica del turismo cultural, que también depende mucho del tipo de procedencia del turista. Los que vienen de países lejanos, normalmente van a destinos patrimoniales. Los turistas más cercanos –alemanes, italianos, franceses- van, fundamentalmente, a los destinos de litoral. Recuerdo que en un determinado momento se hizo promoción del turismo litoral de España en Estados Unidos, lo cual es perder tiempo y el dinero porque está claro que ellos tienen el Caribe u otras playas mucho mejores.

Como en este mundo del turismo a veces las cosas no se definen bien, se dice “no, es que tenemos poco turismo cultural y hay que incrementarlo”, y sí que se puede y se debe. Pero es algo parecido a lo que sucede con el turismo rural. Hay que tener proyección. Porque no tiene mucho sentido decir que vengan más extranjeros a hacer turismo rural; hace turismo rural implica unas formas de movilidad concretas: el que viene de Alemania, no va a venir en coche o a hacerlo en avión para luego alquilar uno y conducir hasta un destino rural. Sí que habrá determinados segmentos atípicos en su demanda, como el ornitológico, que genera redes específicas y viene a determinados puntos de España.

Y en el fondo, el turista, que somos todos los ciudadanos del planeta que tenemos recursos para movernos de un lugar a otro, lo es muchas veces en función de las circunstancias personales, según el contexto y según, también, las etapas de nuestra vida.

“No todos los recursos patrimoniales lo son también turísticos. Pasó, por ejemplo, con la Ruta del Quijote.”

 VdP: ¿Qué relevancia cree que tiene, a día de hoy, el título de Capital Europea de la Cultura?

M.A.T.V.: Este título fue creado para poner en valor el patrimonio europeo y poner de manifiesto que en las ciudades europeas hay muchos elementos comunes, que los europeos tenemos muchas más cosas que compartir de lo que a veces creemos, poner en valor la cultura de la ciudad y reforzar la identidad cultural europea.

Y eso, al mismo tiempo, cuando se proyecta adecuadamente, tiene que servir para mejorar y adecuar el patrimonio y que tenga una dimensión turística. Ahí está el ejemplo de Santiago de Compostela, cuya capitalidad ayudó a una potente proyección internacional. En el caso de Salamanca, donde realizamos algunas investigaciones, hubo bastante proyección interior pero no tuvo la suficiente a nivel internacional, en buena medida porque el programa cultural se cerró muy tarde desde un punto de vista turístico, a principios de 2002, cuando era ya ese año y la mayoría de los tour-operadores ya tenían cerrados sus programas.

Yo creo que es una iniciativa original, en términos culturales y quizá el impacto sea, fundamentalmente, en el propio país, aunque, claro, eso también depende de lo potentes que sean las exposiciones y acontecimientos. Si tienen un carácter internacional, ayudarán a que así sea la proyección. Si no, pueden estar orientados a la sociedad que vive en esa ciudad, en ese país, aunque lo otro también se puede conseguir.

Para que un acontecimiento cultural lo sea también turístico tiene que estar muy bien proyectado y también muy bien comercializado. No todos los recursos patrimoniales lo son también turísticos. Pasó, por ejemplo, con la Ruta del Quijote.

Salamanca fue Capital Cultural Europea en 2002 algo que “transformó la ciudad”, dicen sus responsables porque ayudó a construir “una nueva imagen y nuevas infraestructuras”. A nivel de inversión se consideró un “éxito”: según el estudio de impacto socioeconómico realizado por Luis César Herrero, la ciudad ingresó 243 millones de €, 83 más de los que invirtió. Casi dos millones de personas participaron en las 1.101 actividades organizadas. El perfil del turista atraído se caracterizó por un elevado nivel de estudios y un gasto medio diario de 80 €.

** Al cierre de esta publicación, y tras un mes y medio de espera, no hemos podido recibir las previsiones con las que San Sebastián, próxima ciudad española Capital Europea de la Cultura en 2016, organiza este evento.

VdP: Calidad vs cantidad: ¿La cultura es la primera perdedora con las masificaciones? ¿Se puede controlar ese difícil y delicado equilibrio entre asistencias multitudinarias y calidad de la experiencia?

M.A.T.V.: Es una cuestión clave que hay que plantearse y para la que hay solución. Nosotros hemos realizado algunas investigaciones en La Alhambra de Granada durante la década de los 90, cuando La Alhambra estaba empezando a  tener un exceso de presión turística, sobre todo en determinadas épocas del año. La estrategia con la que allí llevan trabajando, que es fácil de implementar, se basa fundamentalmente en limitar el número de personas que pueden estar simultáneamente dentro de las zonas más críticas, por ejemplo los palacios nazaríes. Hay que buscar ese equilibrio. Porque no se trata tanto de la cantidad como de la calidad de la experiencia.

En Toledo hay dos ejemplos de gestiones antagónicas. Una es la del cuadro de El Entierro del Señor de Orgaz, que se abre a todo el que llega, con lo que hay momentos en los que, en el espacio disponible, que no debe ser mayor de 50 metros cuadrados, llega a haber 100 personas, con lo que, evidentemente, la situación no es la adecuada ni para el turista ni para garantizar la conservación de la obra. El contrapunto se encuentra en la visita de la Capilla de San José, donde se regula el acceso, de manera que en la capilla no llegan a estar más de 15 ó 20 personas. La mayoría de la gente está 5 ó 6 minutos pero te puedes sentar y nadie te echa.

“Distribuir mejor a lo largo de todo el año tiene muchos beneficios para el patrimonio pero también para la industria turística.”

Éste es un reto que falta en las ciudades. En Toledo, por ejemplo, hay un debate. La ciudad turística es el 10% del total y se trata de reorganizarla desde un punto de vista turístico. No se le pueden poner límites directos al acceso de las personas, aunque se pueden trabajar estrategias indirectas. Si pones las exposiciones en los periodos en los que ya se sabe que hay una fuerte demanda turística, la ciudad –no por completo pero sí en los espacios donde se concentra el turismo- se va a desbordar. Y eso, además, puede generar problemas de encarecimiento de precios, de que no se tenga una experiencia positiva, que se pierda un montón de tiempo, que no se encuentren sitios para comer y que la calidad se deteriore.

La Alhambra ha demostrado que limitar el acceso ayuda, aunque ahora se está estudiando de nuevo, porque ha vuelto a crecer el, digamos, turismo de grupos. Todo el mundo quería visitarlo en primavera, en verano o en otoño y ahora allí no tienen temporada baja porque han distribuido la demanda en todos los meses del año. Esa distribución de los visitantes ha significado que en la ciudad crezca la planta hotelera y que tenga uno de los niveles de ocupación media más alto de España a lo largo de todo el año. Distribuir mejor a lo largo de todo el año tiene muchos beneficios para el patrimonio pero también para la industria turística. En el caso de Toledo, cuando hay una demanda excesiva los fines de semana, la gente no puede dormir allí. La gente va desde Madrid en AVE y se vuelven. Con una estrategia distinta se pueden resolver este tipo de problemas

Todos los ciudadanos tenemos derecho a usar los recursos patrimoniales de nuestro país y, en el caso del Patrimonio de la Humanidad, todos los ciudadanos del mundo, pero hay que hacerlo responsablemente.

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