Los nabateos del Desierto del Neguev

Shivta,Avdat y Mamshit son, junto a Petra, las ciudades nabateas del Neguev más importantes.

Los Nabateos construyeron las ciudades de la Ruta del incienso en el Desierto del Neguev.

Si has estado en Petra o tienes pensado visitarla, tienes que saber que no es la única ciudad nabatea que queda en pie.

Mamshit, Avdat y Shivta, en el Desierto del Néguev de Israel, terminan de dar forma a una de las rutas comerciales más sorprendentes de la Historia: la Ruta del Incienso, un recorrido comercial por el que transitaron personas, bestias, ungüentos y metales preciosos pero también ideas, fes y tendencias.

Las rutas de los Nabateos sólo fueron posibles gracias al agua, un símbolo de poder que los Nabateos derrochaban, en ocasiones, para impresionar a sus huéspedes con espectáculos de agua.

La Ruta del Incienso de los Nabateos tatuaba el mapa del Desierto del Néguev desde Omán y Yemén y recorría 2.400 kilómetros a través de Arabia Saudí y Jordania hasta el puerto de Gaza. En 2005, fue declarada Patrimonio de la Humanidad.

Quiénes eran los Nabateos

Inicialmente, los Nabateos eran una tribu árabe (que no musulmana) nómada que fue haciéndose con el control de pozos de agua que les permitían sobrevivir en el desierto.

Vivían en la zona del Néguev desde el siglo IV a.C.

Algunos historiadores relacionan a los nabateos con las figuras de Nebayet e Ismael, figura fundamental para las tres religiones abrahámicas.

Los tres mandamientos de los Nabateos

Los Nabateos de Mamshit, Avdat y Shivta tenían tres mandamientos básicos que les ayudaron a sobrevivir en su particular aventura en el Desierto del Néguev: no construir un techo fijo, no plantar un árbol y no beber vino.

Con el tiempo, los Nabateos abandonaron el primero de esos mandamientos, como se puede apreciar en las ciudades de Mamshit, Shivta y Avdat; probablemente podrían haberse saltado también el segundo pero el tercero lo mantuvieron a rajatabla porque aunque producían y vendían vino, no hay evidencias de que lo consumieran.

La evolución de los Nabateos

Mamshit, Avdat o Shivta son ciudades nabateas como Petra o Palmira, en el Desierto del Néguev de Israel

A medida que fueron controlando pozos de agua, los Nabateos fueron abandonando la vida nómada por otra más sedentaria.

Y de comerciantes pasaron a ser propietarios de las paradas de la Ruta del Incienso, que unía el corazón el Desierto del Néguev con el Mar Mediterráneo.

Alcanzaron así una vida más cómoda porque eran otros los que iban de aquí para allá, arriesgando el pellejo, y ellos cobraban por caravana que paraba en sus ciudades y fuertes.

Además de Petra, Mamshit, Shivta y Avdat, los Nabateos fundaron otra de las grandes ciudades- estado del desierto de Oriente Próximo, Palmira.

Las ruinas arqueológicas en el actual territorio de Siria son famosas por el reinado de una mujer tan bella, dicen, como inteligente, Zenobia de Palmira, que se permitió retar al Imperio romano, duelo del que no salió demasiado bien parada y parte de cuya herencia quedó en las ruinas de Palmira, entre las que destacan las tumbas torre de Palmira.

Pero para visitar Palmira hay que salir de Israel y cruzar a la vecina Siria, lejos de un Desierto del Néguev en el que también se pueden encontrar ciudades vacacionales como Eliat -a las orillas del Mar Rojo- o el Valle de Timna, donde se ubican las minas de cobre más antiguas del mundo.

El final de las rutas comerciales de los Nabateos

Los Nabateos fueron asimilando influencias del Imperio romano, que les miraba con ojos golosones por la fortuna que fueron amasando gracias al incienso, las especias y el vino.

Durante el periodo bizantino (siglos IV-VII d.C.), los Nabateos adoptaron el Cristianismo, de ahí que encontremos basílicas, baptisterios y cruces en muchas de sus ciudades en el Desierto del Néguev, como sucede en Mamshit.

Al final, los Nabateos terminaron diluyéndose, especialmente tras la llegada azotadora del Islam, aunque pocas culturas desaparecen sin más; generalmente se disuelven dejando un rastro más o menos intenso tras de sí.

El legado de los Nabateos

La herencia que los Nabateos han dejado en el Desierto del Néguev va más allá de las ruinas arqueológicas de las ciudades de su Ruta del Incienso.

Los viticultores contemporáneos basan sus sistemas de regadío en los que usaron los Nabateos, auténticos señores del agua.

De hecho, en el Desierto del Néguev de Israel hay una Ruta del vino que incluye paradas en lugares como Carmei Avdat Winery, una pequeña granja con encanto en la que elaboran vino ecológico.

Además, el Desierto del Neguev es el origen de los tomates Cherry, gracias al sistema de goteo heredado de los Nabateos, aprovechando la bolsa de agua subterránea que hay bajo este territorio de Israel.

Actualmente, puedes seguir el rastro de los Nabateos del Desierto del Neguev a través de alguna de las rutas de cicloturismo en el Desierto del Neguev.

Mamshit

Los Nabateos construyeron Mamshit en el siglo I d.C. cerca del wadi -garganta- homónimo.

Además de las ruinas, merece la pena buscar, en las laderas de las montañas cercanas, los canales a través de los cuales conducían el agua.

Es la más pequeña de las ciudades nabateas del Neguev pero la mejor conservada. Los mosaicos de la Iglesia de San Nilo y el baptisterio son también muy interesantes

Shivta

Las ruinas de Shivta -de entrada gratuita- incluyen iglesias bizantinas (su periodo de mayor esplendor coincidió con este momento), viviendas, calles y un sistema de riego.

Es la más aislada de las tres ciudades que los Nabateos levantaron en este rincón del Desierto del Neguev.

Avdat

Los Nabateos construyeron Avdat sobre un cerro.

El nombre de Avdat deriva, dicen, del de un rey nabateo llamado Obada.

Lo más curioso de esta ciudad nabatea es que sirvió de escenario para algunas tomar de la película Jesucristo Superstar, uno de los musicales más famosos de todos los tiempos.

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