El documento con el que nació la Casa de Campo de Madrid

La Casa de Campo es una creación de Felipe II, aunque la zona era un recinto privado que el rey compró junto a otros terrenos en el siglo XVI.

Central Park es la conocida extensión verde de Nueva York, que el cine estadounidense nos ha metido por los ojos en casi todas las películas en que la ciudad es protagonista. Sin embargo, hay parques urbanos todavía mayores y con más historia, pero menos promocionados y, por lo tanto, menos famosos. Por ejemplo, la Casa de Campo de Madrid: 1.722 hectáreas de vegetación y naturaleza, cinco veces más que Central Park. Pero aquí no venimos a hablar de medidas, sino de la historia que se esconde tras el mismo.

En el archivo de la Comunidad de Madrid se conserva el documento por el que el rey Felipe II compraba a Fadrique de Vargas su Casa de Campo en 1560, que era un espacio verde en la ribera del río Manzanares. En realidad, la creación de la Casa de Campo como tal fue un proyecto del rey, mucho antes de acceder al trono, cuando todavía era príncipe. Lo que dio un impulso definitivo a esta idea fue el nombramiento de Madrid como capital del imperio español (que por entonces se extendía por parte de Europa y de América del Sur) en 1561.

Hay que ponerse en situación. Hasta el siglo XVI, Madríd había sido un villorrio, un municipio grande y con aspiraciones, pero que no dejaba de ser lugar de paso para los que se dirigían a otras ciudades relevantes. Los Reyes Católicos habían tenido allí propiedades y pasaban temporadas en la ciudad castellana, pero al ser las Cortes itinerantes, no existía una capital de España propiamente dicha, a pesar de que ciudades como Toledo o León habían tenido ese privilegio en épocas remotas y cuando formaban parte de reinos separados. Al ser Madrid una ciudad reducida, en sus alrdedores sólo se existían campos de labranza y, en la parte noroeste de la ciudad, un verdadero vergel que se extendía hasta las faldas de la que hoy es la Sierra Oeste, con municipios tan interesantes como San Lorenzo de El Escorial y su monasterio.

Privilegio a favor de don Fadrique Vargas para comprar la Casa de Campo | Foto: Archivo Comunidad de Madrid
Privilegio a favor de don Fadrique Vargas para comprar la Casa de Campo | Foto: Archivo Comunidad de Madrid

Es en este vergel en el que Felipe II piensa construir su Casa de Campo para su disfrute y como lugar cercano de caza. Durante 1556, e incluso antes, el rey realiza varias compras de terrenos en los aledaños del río. Además, en esta fecha, Felipe II compra las tierras situadas bajo el antiguo Alcázar (hoy destruido y sustituido por el Palacio Real), en lo que actualmente son los Jardines del Campo del Moro y la Cuesta de la Vega. También dio orden de plantar árboles en la ribera del Manzanares y del río Jarama. Entre 1563 y 1583, Felipe II va comprando tierras, la mayor parte heredadas por sus dueños, en las inmediaciones del Manzanares. En el archivo de la Comunidad de Madrid se encuentran las escrituras en las que se señalan arroyos, batanes o huertas que hoy han desaparecido. Y en 1582 se decide realizar el cerramiento de la Casa de Campo a través de un muro, lo que indica que, en esa fecha, el proyecto del rey ya estaba terminado: el Real Sitio de la Casa de Campo.

Con posterioridad, el rey Fernando VI amplió el espacio de la Casa de Campo adquiriendo el 80% de la superficie actual, es decir, que en tiempos de Felipe II, este jardín real sólo ocupaba un quinto de su tamaño actual. Por su lado, Carlos III ordenó el cerramiento del perímetro de la Casa de Campo con un muro y pidió a Sabatini, su arquitecto de cámara, que levantase varios puentes sobre el arroyo Meaques, que aún existe dentro de la Casa. La evolución y modernización de Madrid, sobre todo gracias a Carlos III, dio como origen la construcción del Puente del Rey sobre el río Manzanares, con el que se unía los jardines de Palacio (el Campo del Moro) con la Casa de Campo. Este puente se conserva todavía y es uno de los atractivos de Madrid Río.

En 1931, con la proclamación de la II República española y el exilio del rey Alfonso XIII, la Casa de Campo se cede al Ayuntamiento de Madrid, que desde entonces la ha gestionado. Es el momento en el que este gran parque urbano se abre a los ciudadanos, hasta el día de hoy.

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