Aunque el hórreo asturiano parezca herido de muerte, aún quedan lugares en los que se conservan estas muestras de arquitectura tradicional que ver en Asturias.
Espinaredo, en el concejo de Piloña es un referente para quienes busquen hórreos de Asturias, no sólo por su cantidad -hay censados 20 hórreos y 6 paneras- sino por su excepcionalidad, dado que algunos de los hórreos de Espinaredo son de la Edad Media y otros conservan una decoración única.
Los hórreos están protegidos desde 1973, cuando se elaboró un Decreto que prohíbe su destrucción y obliga a consultar cualquier rehabilitación con las autoridades competentes. En 2001 se revisó la protección de los hórreos asturianos en la Ley de Patrimonio Cultural del Principado de Asturias.
Hórreos de Asturias

Los hórreos son muy típicos del Noroeste de España, sobre todo de Galicia y Asturias. Algunas fuentes calculan que hay cerca de 20.000 hórreos en Asturias. Allí, destacan el concejo de Piloña, donde tienen censados alrededor de 700 hórreos y cerca de 200 paneras, por lo que es un referente en lo que a conservación de los hórreos de Asturias se refiere. Pero no sólo la cantidad es significativa. Muchos de esos hórreos son singulares por su antigüedad -algunos son medievales- y por su valor artístico. ¿Y para qué han servido los hórreos tradicionalmente? Pues para guardar alimento, porque el hórreo es un granero. De hecho, parece que la palabra “hórreo” proviene del latín “horreum“, que era como se denominaba a los almacenes de alimento en el Imperio romano.

Los hórreos pueden ser construidos en piedra o en madera; puede ser cuadrado o rectangular y lo elevan sobre el suelo -convirtiéndolo en fortalezas gastronómicas- unas columnas robustas -los pegollos- que lo aíslan de alimañas. Allí se guardan, aunque cada vez menos, las cosechas (o los embutidos), aunque cada vez son menos los hórreos de Asturias en activo. Lo pegollos tienen distintas formas y materiales. Los expertos en hórreos asturianos creen que los primeros pegollos fueron de madera y luego se introdujo la piedra. Lo habitual es que sobre ellos se coloque una pieza redonda o cuadra, conocida como muela, que servía para dificultar aún más el asalto de los roedores. Para dificultar el acceso de personas no deseadas y animales al interior de los hórreos de Asturias, la escalera de acceso se colocaba de manera inclinada o carente del último escalón, de manera que había que salvar el vacío entre su último peldaño y la construcción principal. Es lo que se denomina como “subidera”.
Las paneras son otra construcción típica de Asturias. Se generalizaron a partir del siglo XVIII, cuando la introducción de la patata y del maíz permitió aumentar las cosechas, lo que exigió espacios más grandes en las que guardarlas. El hórreo se quedó pequeño y surgió la panera, que, al ser más grande y pesada, exigió, por un lado, más pegollos (las columnas sobre las que descansa el cuerpo constructivo principal) y una distribución interna más específica. Además, las paneras se diferencian de los hórreos asturianos en que su tejado es sobre caballete y no a cuatro aguas.
Por eso, si quieres diferenciar entre paneras y hórreos debes fijarte en su cubierta pero también en el número de “patitas” sobre las que se asienta; lo habitual es que las paneras tengan entre 6 y 8 -frente a las 4 habituales en los hórreos asturianos- o, incluso, 12.
Hórreos de Espinaredo

A la orilla del río Infierno, los hórreos de Espinaredo se convierten en un paraíso etnográfico de Asturias, por su densidad (se calcula que hay en torno a 20 hórreos y 6 paneras) y por su originalidad y valor histórico. Por eso, si estás buscando excursiones curiosas en Asturias, Espinaredo (o Espinareau, como se le dice en bable) es una buena opción. Los hórreos de Espinaredo fueron tan funcionales como bellos. Se trata de un patrimonio cultural práctico, de uso cotidiano. Muchos de ellos fueron construidos en los siglos XVII y XVIII, aunque dicen que el hórreo más antiguo data de 1548. Entre las paneras de Espinaredo destacan las de estilo maliayo, realizadas por maestros de Villaviciosa, capital de la manzana de Asturias, entre los siglos XVIII y XIX. Si incluyes Espinaredo entre los lugares que ver en Asturias, no te olvides de buscar el conocido como l`Horru La Capilla, así llamado porque parece que fue usado como iglesia antes de que se construyera la parroquial.
Si decides conocer los hórreos de Espinaredo disfruta con su decoración, única en el conjunto de los hórreos de Asturias. Normalmente se decoraban los liños (vigas que sustentaban los tejados) pero también es típico encontrar dibujos y grabados en los laterales. Destacan los motivos de inspiración animal y vegetal, aunque también es habitual la iconografía solar, que parece que se remonta a la Edad del Hierro. En muchos casos se ha perdido el color original, en rojo, blanco y negro, aunque otros hórreos de Espinaredo aún la conservan o la han visto remozada. Hay que señalar también que la decoración de los hórreos asturianos no sólo tenía una función estética: también servía para buscar la protección divina, como talismán.
Muy bonitas fotos¡¡es que la nuestra tierrina ye especial¡¡:-) os recomiendo(porque es el pueblo de mi padre) un sitio que te traslada a otra epoca ya que esta casi casi deshabitado, aunque en veranos y fines de semana se renueva un poco, Argul muy cerca de Grandas de Salime.
Hola Antojanes,
¡Es verdad! ¿Qué rincón de Asturias no es bonito? Parece difícil, por no decir imposible, encontrar a alguien, dentro o fuera de España, que opine de manera diferente. En nuestros últimos viajes por el Principado, hemos reflexionado sobre la capacidad que la Tierrina tiene para que todos nos sintamos como en casa y para que sus símbolos se conviertan en una manera de hermanar y no de distanciar. ¿Quién no hace de un vaso de sidra, del perfil de Picos de Europa, de un buen pote o de un hórreo, como es el caso, su patria chica? Un abrazo y muchas gracias por la sugerencia. ¡Iremos pronto!
Asturias tiene rincones maravillosos, y viendo estas imágenes todavía le dan a uno más ganas de hacer una escapada. Saludos!!!