El Camino de Santiago no acaba en Compostela

Dónde termina el Camino de Santiago y por qué.

¿Dónde acaba el Camino de Santiago? Al contrario de lo que se suele pensar, el final del Camino de Santiago no es la Catedral de Santiago de Compostela. El Camino de Santiago acaba un poco más lejos, en Finisterre, frente al Oceáno Atlántico, a 98 kilómetros de distancia de la Catedral de Santiago de Compostela. Hace siglos se pensaba que allí terminaba el mundo: Finis Terrae decían en latín. De ahí procede el nombre actual de Finisterre. La tradición señala que los peregrinos que el fin del Camino de Santiago puede situarse aquí, donde, además, se pueden llevar a cabo dos rituales históricos: quemar la ropa y purificar su cuerpo en las aguas del mar.

Santiago de Compostela no es el final

El Camino de Santiago no termina en Compostela, desde donde tienes que llegar hasta Finisterre
El Camino de Santiago no termina en Compostela, desde donde tienes que llegar hasta Finisterre

 Santiago de Compostela es una de las mejores ciudades para visitar en España pero no es donde termina el Camino de Santiago. El final del Camino de Santiago ni siquiera está en la Puerta del Perdón de la iglesia de Villafranca del Bierzo, salvo que seas un peregrino tan enfermo como para no poder continuar el camino. Ninguno de estos lugares es el final del Camino de Santiago, al menos si quieres conocer la “Prolongación Jacobea”y descubrir dos de los rituales más particulares de esta ruta de peregrinación europea, además de la famosa Misa del Peregrino, en la Catedral de Santiago de Compostela, llena de curiosidades históricas y artísticas.

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Dónde acaba el Camino de Santiago

¡Ay amigo!, el Camino de Santiago no termina en Santiago de Compostela, El Camino de Santiago termina en la Costa de la Muerte (Costa da Morte en gallego), frente al Océano Atlántico. Así que, cualquier peregrino que realice el Camino de Santiago tiene que sumar al ritual de la misa, dos ritos más, pero a 98 kilómetros de distancia de Santiago de Compostela: quemar la ropa y bañar su cuerpo en la Costa de la Muerte, el final del Camino de Santiago. Porque es allí, en la Costa de la Muerte (Costa da Morte), en Finisterre (Fisterra) -del latín Finis Terrae- donde concluye la aventura de la peregrinación. Si decides que sea allí donde se acabe el Camino de Santiago, habrás realizado la llamada Prolongación Jacobea o Camino a Finisterre

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Finisterre, final del Camino de Santiago

A medio camino entre la leyenda y la realidad y teniendo en cuenta la inevitable superposición de creencias, deidades y lugares sagrados, es aquí, en el extremo de Europa, donde se daban por zanjadas las cuentas con Dios. Y como más allá se suponía que no había nada –Finis Terrae significa el final de la tierra-, quizá sólo monstruos, el peregrino regresaba a casa con mucho más temor divino que el que podía inspirar la fachada de la Catedral de Santiago de Compostela.

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Tradiciones al fin del Camino de Santiago

Históricamente hay dos ritos que todos los peregrinos que llegaban al final del Camino de Santiago en Finisterre debían cumplir: quemar la ropa con la que habían realizado el viaje y bañarse en el mar.

Al terminar el Camino de Santiago hay que quemar la ropa, inservible según la tradición, después de tantas semanas, o meses, de viaje

La quema de la ropa al final del Camino de Santiago tenía como principal objetivo el de acabar con la suciedad y los parásitos acumulados durante la peregrinación (imaginemos en qué condiciones llegaban antaño si no se podían cambiar, o muy poco, durante todo el Camino); el baño cumplía con el objetivo de purificar el cuerpo, tanto desde un punto de vista sanitario como en correspondencia al baño espiritual durante toda la peregrinación Jacobea (que evoque, quien se atreva, los olores acumulados durante semanas, meses, de trajín andariego y escasas posibilidades higiénicas). Una vez terminado aquí y así el Camino de Santiago, el aventurero -creyente o no- podía volver a casa con la satisfacción del deber rematado.

Actualmente, los peregrinos que quieren terminar el Camino de Santiago se dan cita en la cruz de piedra donde muchos de ellos dejan sus botas o algún otro objeto que les haya acompañado durante la peregrinación. Evidentemente, la necesidad de quemar la ropa ha pasado a un segundo plano, por cuestiones de higiene y por el riesgo de incendios. Así que, si decides llegar al final del Camino de Santiago, ¡tranquilo! Puedes volver a casa con todo el equipo que hayas utilizado.

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