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Semana Santa en Priego de Córdoba: Viernes Santo en volandas

Viernes Santo en priego de Córdoba, una de las Semana Santas de Andalucía más originales.

El Viernes Santo es el día grande de la Semana Santa de Priego de Córdoba, uno de los municipios que forman parte de la ruta de Caminos de Pasión por Andalucía. Aunque hay otra serie de tradiciones singulares, esa jornada es determinante a la hora de considerar la Semana Santa de Priego de Córdoba como una las Semanas Santas más curiosas de Andalucía. La procesión del Viernes Santo en Priego de Córdoba es una de las más multitudinarias y apasionadas de la Semana Santa. La gente se turna bajo los pasos que procesionan y lleva en hombros al Cristo Nazareno hasta El Calvario, donde se encuentra con la imagen de la Virgen. Otra de las tradiciones más bonitas de la Semana Santa de Priego de Córdoba que tiene lugar ese día es la del reparto de los hornazos, que se reciben con gran satisfacción tras una mañana de alta intensidad emocional y mucha actividad física.

Semana Santa en Priego de Córdoba

La Semana Santa de Priego de Córdoba es una de las más singulares de Andalucía de principio a fin  y una excusa perfecta para hacer turismo en Priego de Córdoba. Su día más intenso es el Viernes Santo, cuando la localidad cordobesa triplica su población. Has allí llegan personas de toda la provincia y del resto de España, dispuestas a participar en la famosa procesión multitudinaria en la que se lleva a hombros, bailando sobre la multitud, al Cristo Nazareno de Priego de Córdoba hasta el lugar que allí llaman El Calvario. El Viernes Santo en Priego de Córdoba es una tradición centenaria que no deja a nadie indiferente. Un tesoro cada vez más difícil de encontrar.

Viernes Santo en Priego de Córdoba

Multitud Semana Santa Priego de Córdoba

Hay que vivir el Viernes Santo de Priego de Córdoba al menos una vez en la vida. A pesar de las aglomeraciones. Y pese a que no haya dónde aparcar casi desde primera hora de la mañana. Durante el Viernes Santo de Priego de Córdoba, las calles y los balcones revientan de gente. Esperan y participan en la salida, a las 11:00 de la mañana, de la Hermandad del Nazareno, que porta la talla, acompañada por las de San Juan, María Magdalena y La Virgen, hasta el monte de El Calvario, adonde hay que llegar con un hornazo en el bolsillo, para que lo bendigan en oración multitudinaria y, después, comerlo para recobrar las fuerzas.

Los vecinos de Priego de Córdoba -y los visitantes valientes- piden turno, buscan y se hacen hueco bajo las andas. Un mar de cabezas y brazos, de ropas variadas, de manos que se alzan y caras congestionadas entre las que el paso oscila y se mueve, avanzando poco a poco, retrocediendo a veces, jaleado por vecinos y recién llegados, “¡Que lo trepan! ¡Que lo trepan!”. Aplausos y gritos, loas y ánimos, botellas de agua que pasan de mano en mano y salpican a los anderos, sudorosos, emocionados. Y nosotros, empujados y amparados por Lucía González, técnico de turismo de Priego de Córdoba, abanderada de la pasión pegadiza que abre también las puertas y los balcones de los vecinos, donde siempre se encuentra una silla en la que descansar o un refresco con el que reparar las fuerzas.

Penitentes Semana Santa Priego de Córdoba
Procesión de Semana Santa en Priego de Córdoba
Hornazo de Semana Santa en Priego de Córdoba

El Viernes Santo de la Semana Santa en Priego de Córdoba anula las fronteras teóricas y encuentra su significado en la emoción más humana, en la carne que vibra y llora, la que lleva un año de sacrificio para alcanzar un sueño, una promesa; la que se transmite de generación en generación; la que permite el reencuentro con quienes regresan a casa por estas fechas.  Cuando uno está allí, viviendo en primera fila el Viernes Santo, lo entiende sin necesidad de palabras, sintonizando con esa vibración de una manera casi animal, instintiva, natural, entre esquinas encaladas y balcones de hierro forjado repletos de chavales. Abandonando prejuicios e ignorancia, teorías y suposiciones, puede, incluso, descubrir que esto es un resumen de la vida misma: camino de dolor y esfuerzo, de esperanza y trabajo, solitario y en común. Entonces se siente un profundo respeto por quienes hacen posible y protagonizan la Semana Santa de Priego de Córdoba, por quienes mantienen vivo un legado que, bien transmitido y comprendido, nos enriquece a todos.

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