La Fortaleza califal de Gormaz, o Castillo de Gormaz, cerca de San Esteban de Gormaz, en Soria, Castilla y León, tiene un perímetro amurallado de más de un kilómetro de diámetro y 10 metros de altura, lo que la convierte en la fortaleza califal más grande de Europa. Aunque su estado de conservación es algo precario, la visita tiene un halo de misterio y encanto precisamente por ello. Su ubicación estratégica hace pensar en la importancia que tuvo para los diferentes señores de la guerra que se disputaron las fronteras móviles del medievo en la Península Ibérica. Puedes visitar el Castillo de Gormaz por tu cuenta y combinarla con la localidad de San Esteban de Gormaz y la iglesia de San Miguel, que albergó una de las ediciones de Las Edades del Hombre.
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Visitar el Castillo de Gormaz
Soria, en la frontera del Duero, ha sido tierra de razias, de bandidajes, de comerciantes y fortalezas; de ‘moros’ y cristianos, de señores feudales y paisajes infinitos. Y también tierra de Almanzor y de Rodrigo Díaz de Vivar. En lo alto de una de las colinas que coronan la localidad de San Esteban de Gormaz, quedan los restos de la mayor fortaleza califal de Europa, el Castillo de Gormaz. Entre tanto amarillo, tanto marrón, tanto naranja, tanto sol a plomo y soportales de atardecer, Gormaz mantiene viva la Fortaleza califal más grande de Europa, un nido de águila con un perímetro amurallado de más de un kilómetro de diámetro y 10 metros de altura, un rincón para otear el horizonte y evocar batallas y gestas, tiempos pasados, el piafar de los caballos y los gritos de los soldados. Las murallas, las almenas y las torre medio abandonadas de la Fortaleza de Gormaz; su foso cubierto y su torre del homenaje, más inalcanzable que nunca, evocan otras grandes construcciones guerreras, como las de Qal`at Salh El Din, más conocido entre los cristianos como Saladino, parte indispensable del patrimonio histórico y cultural de Siria: de Siria a Soria con la posibilidad de recrear la intrahistoria de Unamuno con sabor a menta, al otro lado del Mediterráneo, y crujiente como el cordero en tierras sorianas.
Historia del Castillo de Gormaz
Construida entre el 956 y el 966 por el Califa Al Haquem II para reforzar la frontera norte del Duero, asediada por las tropas cristianas, el Castillo de Gormaz pasó de unas manos a otras durante décadas: tierra de frontera, territorio comanche entre la Cruz y la Media Luna.
En 1059, el Castillo de Gormaz pasó definitivamente a manos cristianas y en 1931 fue declarada Patrimonio Nacional. Hoy, la Fortaleza de Gormaz es un patrimonio cultural poco conocido o, al menos, poco reconstruido por parte de las autoridades lo que, aunque resta posibilidades a los viajeros en silla de ruedas o con otros problemas de movilidad, garantiza a aquellos que buscan lugares poco intervenidos, una experiencia inolvidable.
A pie del Castillo de Gormaz está otro lugar curioso, la Iglesia de San Miguel. Sus pinturas murales medievales han sido uno de los grandes descubrimientos culturales de los últimos años, protagonistas, además, de la etapa soriana de Las Edades del Hombre.
Cómo visitar el Castillo de Gormaz
Si quieres visitar el Castillo de Gormaz, puedes organizar la excursión de manera independiente. Por eso, merece la pena leer algo sobre ella antes de llegar, aunque también se puede encontrar algo de información en los carteles que salpican su perímetro.
Artículo muy interesante. muy buena opción para una escapadita desde Madrid.
Preciosa la última fotografía como si desde el pasado estuvieran “oteando” lo que ocurre en estos momentos. Este lugar es de los míos, tierras de llanuras, de historias silenciosas que sintieron las voces del Cid y que mantienen, siempre, una historia que solo es recuperada cuando alguien se acuerda de los sorianos. Buena tierra y buena gente.
Hola Filustro,
Gracias! Sí que es una opción fantástica para una escapada llena de posibilidades porque, además de la fortaleza de Gormaz, hay otros lugares interesantes en los alrededores, para ver, para comer e, incluso, para relajarse! Un abrazo y gracias por tu comentario
Hola Marian!
Sí… Como es un lugar poco visitado (o, al menos, no tanto como muchos otros) el silencio es uno de los compañeros de viaje inseparables entre los muros que siguen en pie. ¿Por la ventana nos mira el pasado o somos nosotros los que tenemos la excepcional posibilidad de asomarnos a él? 😀 Un abrazo viajero