El arquitecto del universo narra la vida de Sinan el mayor arquitecto de la Estambul otomana

El arquitecto del universo de Elif Shafak: Sinan, constructor de Estambul

Elif Shafak recupera la figura de Mimar Sinan, el mayor y mejor arquitecto de Estambul, en su novela El arquitecto del universo.

Elif Shafak recupera la figura de Mimar Sinan, el mayor y mejor arquitecto de la Estambul otomana, en su novela “El arquitecto del universo”. Entre la sensualidad oriental que siempre se atribuye al Imperio otomano, la búsqueda del razonamiento humanista y las tradiciones más contradictorias, los personajes de “El arquitecto del universo” se alían para dibujar la figura de uno de los arquitectos más prolíficos e importantes de la Historia, Mimar Sinan, que vivió casi tanto como apunta Elif Shafak y que debió de implicarse en sus construcciones como también relata.

Elif Shafak firma El arquitecto del universo, una novela histórica sobre Sinan, el gran constructor de la Estambul otomana

Aunque el personaje principal de esta estupenda novela histórica parece ser Jahan, un joven indio que se introduce en la corte del Sultán Solimán como mahout (montador o cuidador) de un elefante blanco, la figura de Sinan va cobrando protagonismo casi sin querer, como su maestro y como constructor –que lo fue- de muchos, si no todos, los principales edificios otomanos de Estambul, desde la Mezquita de Mihrimah, construida en honor a la hija de Solimán, con quien Jahan vive una prohibida y casi platónica historia de amor, hasta la de propio Sultán, la Mezquita de Suleymaniye. Otra de las facetas del Sinan de “El arquitecto del universo” es también la de constructor de personas, pues trata de iluminar el camino de sus discípulos, de contribuir a la formación de quienes le rodean y de mejorar la vida de sus conciudadanos: arquitecto integral, casi divino, en la Estambul otomana, su pequeño universo de excesos.

A lo largo de los años (casi cien, porque Elif Shafak otorga a su personaje Jahan la misma longevidad que en realidad tuvo el Sinan de carne hueso, que cumplió, dicen, los 99 años), se suceden los sultanes y los embajadores occidentales en Estambul; se desarrolla la ciudad y se descubren –militar y culturalmente- nuevos lugares que engrandecen las miras de los personajes de “El arquitecto del universo”. Muchos de ellos recuerdan a relatos clásicos, desde la Sancha travestida para realizar sus sueños hasta la princesa Mihrimah o su dada –niñera- Hesna Jatun, pasando por el clan de los gitanos –leales y honrados pese a su fama de pendencieros y mentirosos. Las imágenes de “Las mil y una noches” o, incluso, de la novela “De parte de la princesa muerta”, revolotean sobre las páginas de “El arquitecto del universo”, un libro igual de mágico, exótico y terrible, repleto de escenas llenas de luz, color y olor en las que tan pronto se ensalza la belleza del arte como se retrata la capacidad de venganza y la escasa piedad con la que se tejían los lazos del poder y de las relaciones humanas en el Imperio otomano, especialmente en su Corte, siempre pendiente de las cabezas que regían y de las que caían a su paso.

Heredero de dos culturas –la otomana de sus padres y abuelos y la europea que por nacer en Suiza le corresponde- Elif Shafak las confronta y compensa en “El arquitecto del Universo”, vinculando cada una a un ramillete de personajes; quizá porque fue un converso obligado, Sinan simboliza la separación de lo racional y de lo religioso, representando aquí todas las facetas (moderación, extremismo, misticismo), con guiños a la persecución sufí, tan presente en otras novelas de Shafak: Jahan se debate siempre entre el conocimiento intelectual y la supersticiones populares, condicionado por ambas. Su elefante blanco, Shota, es otro eje fundamental en la trama, regalo de reyes, máquina de guerra y de trabajo, atracción esencial en los jardines de fieras que los poderosos desarrollaban, parece que aquí hace también de guiño al Taj Mahal –donde acaba la historia- en cuya construcción parece que Sinan también influyó. El arquitecto del universo es una novela poderosa, que engancha cada vez más y a la que resulta difícil renunciar una vez que se termina.

Qué: El arquitecto del universo, de Elif Shafak.

Quién: puede encontrarse en la editorial Lumen y en El Círculo de Lectores.

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