En 1713, Felipe V, rey de España, cedió la propiedad del peñón de Gibraltar a la reina Ana I de Gran Bretaña. Esta cesión de un pequeño territorio en el sur de España fue una de las contrapartidas que Felipe V, el primer rey de la dinastía borbónica que provenía de Francia, tuvo que hacer para conseguir una relativa paz en Europa. La pertenencia de Gibraltar al Reino Unido se selló a través del Tratado de paz y amistad entre España y Gran Bretaña, conocido como Tratado de Utrecht.
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La muerte de Carlos II fue decisiva para que Gibraltar pertenezca al Reino Unido.
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Hay que remontarse a unos años antes para comprender por qué Gibraltar acabó en manos del Reino Unido.
En 1700, Carlos II murió sin haber engendrado un hijo vivo. Era el último rey español de la dinastía Habsburgo.
En su lecho de muerte, el rey testó la corona española a favor de Felipe de Anjou, nieto del rey francés Luis XIV.
En 1701, con Carlos II muerto, Felipe V llegó a Madrid, donde fue proclamado rey.
Uno de los objetivos de la entrada de la dinastía Borbón en España fue calmar al resto de potencias europeas, pero Gran Bretaña y Holanda no quedaron tranquilas.
Ambas deseaban ampliar su hueco en el comercio con América y temían que Luis XIV controlase el trasiego de mercancías con las Indias americanas a través de Felipe V.
Por ello, Austria, Holanda e Inglaterra apoyaron a Carlos de Habsburgo como rey de España. Este pretendiente al trono español pertenecía a la misma familia que Carlos II; es decir, era Habsburgo.
De esta manera se inició la Guerra de Sucesión española (1700-1714).
Historia de Gibraltar
Si te interesa la historia de Gibraltar tienes que leer el libro que ha escrito la profesora de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla, Carolina García Sanz. La obra analiza el papel de Gibraltar en las relaciones políticas desde el siglo XVIII hasta ahora y las influencias que España y Gran Bretaña han ejercido en este enclave estratégico.
Por qué Gibraltar es de Inglaterra

En términos generales, el desarrollo de la Guerra de Sucesión fue un desastre para España.
Tanto es así, que cuando la guerra terminó, España se vio obligada a realizar importantes concesiones territoriales y de negocio.
Durante la guerra se produjeron diferentes batallas y escaramuzas, tanto en la península ibérica (Portugal también aprovechó para atacar a España) como en las posesiones europeas de España.
Una de estas batallas fue el ataque de la Armada inglesa al Peñón de Gibraltar, que acabó conquistando en 1704.
Para el Reino Unido, esta roca era muy valiosa en términos estratégicos, pues le permitía controlar el paso de barcos por el Estrecho de Gibraltar y el Mar Mediterráneo.
Para España, la pérdida supuso un serio problema, porque Gibraltar se convirtió en un enclave británico dentro de la propia España. Eso supuso una humillación y un atentado contra su territorio.
La Guerra de Sucesión finalizó en 1713 con la firma de los Tratados de Utrecht-Rastatt. Entre otras cosas, esos tratados confirmaron a Felipe V en el trono de España.
A cambio, el rey tuvo que renunciar a diversas posesiones en Europa.
España cedió al Imperio Austro-Húngaro los territorios de Flandes, Milán y Cerdeña.
A Saboya se le dieron los dominios sicilianos (todavía no se había formado Italia como nación).
Así fue cómo España perdió sus territorios europeos.
Por su lado, Gran Bretaña vio la posibilidad de ampliar su dominio en el mar y en el comercio internacional.
La Reina Ana pidió el desmantelamiento de la base naval española de Dunquerque, que se le cediese la isla de Menorca, Terranova y ventajas comerciales en América.
Entre estas cesiones, la reina exigió la propiedad de Gibraltar, que así pasó a pertenecer al Reino Unido.
Cuándo cedió España el peñón de Gibraltar a Inglaterra
España cedió el peñón de Gibraltar a Gran Bretaña el 13 de julio de 1713.
La cesión se constató en el Tratado de paz y amistad entre España y Gran Bretaña, conocido como Tratado de Utrecht.
En realidad, como ya hemos visto, cuando Gran Bretaña ocupó el Peñón, ya lo controlaba desde 1704.
Con la firma del tratado se dio carta de naturaleza a este hecho militar.
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Qué dice el Tratado de Utrecht sobre Gibraltar
En el Tratado de Utrecht se abordan diversas cuestiones. La mayoría de ellas tuvieron como objetivo quitarle a España sus posesiones europeas.
También hubo medidas para limitar sus privilegios comerciales con América.
Artículo 10 del Tratado de Utrech
El artículo 10 del Tratado de Utrecht es el que dispone la cesión de la propiedad del peñón de Gibraltar al Reino Unido. Dice así:
“El Rey Católico [Felipe V], por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno.
Pero, para evitar cualquiera abusos y fraudes en la introducción de las mercaderías, quiere el Rey Católico, y supone que así se ha de entender, que la dicha propiedad se ceda a la Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra.
Y como la comunicación por mar con la costa de España no puede estar abierta y segura en todos los tiempos, y de aquí puede resultar que los soldados de la guarnición de Gibraltar y los vecinos de aquella ciudad se ven reducidos a grandes angustias, siendo la mente del Rey Católico sólo impedir, como queda dicho más arriba, la introducción fraudulenta de mercaderías por la vía de tierra, se ha acordado que en estos casos se pueda comprar a dinero de contado en tierra de España circunvecina la provisión y demás cosas necesarias para el uso de las tropas del presidio, de los vecinos u de las naves surtas en el puerto.
Pero si se aprehendieran algunas mercaderías introducidas por Gibraltar, ya para permuta de víveres o ya para otro fin, se adjudicarán al fisco y presentada queja de esta contravención del presente Tratado serán castigados severamente los culpados.
Y su Majestad Británica [Ana I], a instancia del Rey Católico consiente y conviene en que no se permita por motivo alguno que judíos ni moros habiten ni tengan domicilio en la dicha ciudad de Gibraltar, ni se dé entrada ni acogida a las naves de guerra moras en el puerto de aquella Ciudad, con lo que se puede cortar la comunicación de España a Ceuta, o ser infestadas las costas españolas por el corso de los moros.
Y como hay tratados de amistad, libertad y frecuencia de comercio entre los ingleses y algunas regiones de la costa de África, ha de entenderse siempre que no se puede negar la entrada en el puerto de Gibraltar a los moros y sus naves que sólo vienen a comerciar.
Promete también Su Majestad la Reina de Gran Bretaña que a los habitadores de la dicha Ciudad de Gibraltar se les concederá el uso libre de la Religión Católica Romana.
Si en algún tiempo a la Corona de la Gran Bretaña le pareciere conveniente dar, vender, enajenar de cualquier modo la propiedad de la dicha Ciudad de Gibraltar, se ha convenido y concordado por este Tratado que se dará a la Corona de España la primera acción antes que a otros para redimirla”.