Detalle de le portada del libro De Djenné a Tombuctú, de René Caillé, publicado por Alhena Media

El viaje a Tombuctú de René Caillié

Alhena Media publica Tombuctú, el libro de viajes de René Caillé, primer europeo que puso pie en la legendaria ciudad de Malí.

Alhena Media publica “De Djenné a Tombuctú”, el relato viajero del primer europeo, René Caillié, que puso pie en la legendaria ciudad africana.

Portada del libro De Djenné a Tombuctú, de René Caillé, publicado por Alhena MediaEn la colección Alhena Literaria, una apuesta por recuperar las impresiones viajeras de autores clásicos como Camba, James o Stevenson, se publica un libro de viajes imprescindible a pesar de su aridez: De Djenné a Tombuctú, del francés René Caillié, de vocación aventurero y por y para ello, autodidacta y referente de la superación constante.

René Caillié fue un hombre inquieto, capaz de buscarse constantemente la vida con el fin de desarrollar su pasión viajera en un momento en el que las grandes potencias europeas empezaban a patrocinar expediciones en las que lo económico, lo científico y lo aventurero se mezclaban a partes iguales. Viajaba más cómodo, pero no necesariamente más lejos, quien conseguía un buen mecenas, una suerte que Caillié no tuvo en esta ocasión y que, en realidad, favoreció su llegada a Tombuctú, un referente de la Literatura africana gracias a personas como Ismael Diadié, heredero y guardián del Fondo Katí y autor de libros como Zimma.

Aunque René Caillié fue el responsable de dar a conocer como nunca antes la realidad de Tombuctú, otros viajeros europeos habían llegado antes que él a la legendaria ciudad de Malí. Pienso en Es Saheli, por ejemplo, creador de las mezquitas con forma de termitero que también distinguen el perfil de esta ciudad del desierto, que puso pie en Tombuctú tras un largo periplo desde su Granada natal.

Caillié estudió el Corán y las costumbres regionales por su cuenta, se hizo pasar por musulmán y consiguió introducirse en distintas expediciones rumbo, decía él, hacia la patria de sus padres, Egipto, pero con un único objetivo, Tombuctú.  Sin dinero, maltratado en ocasiones, temeroso de ser descubierto, a bordo de barcos inestables o en caravanas pedestres por el Sahara, el aventurero francés no sólo logró vivir un tiempo en Djenné si no también en Tombuctú, de donde, y no es menos mérito dado que el mayor Laing había sido ejecutado poco antes de su llegada, regresó con vida.

Su relato, árido en muchas ocasiones por lo técnico de las descripciones, que merecerían estar acompañadas de un buen mapa en el que ubicar su itinerario, está también lleno de pinceladas sobre la vida cotidiana de las tribus y etnias que va conociendo en el camino. Pese a todo, la meta es, como sucede muchas veces, también hoy,  un poco frustrante. “Al volver de mi entusiasmo me encontré con que el espectáculo que tenía ante mis ojos no cumplía con mis expectativas; había imaginado la grandeza y riqueza de esta ciudad completamente diferentes”. Lejos de alimentar la leyenda, Caillié, con espíritu científico, derriba el mito y describe con pulcritud hábitos, costumbres y paisaje.

Aunque algo correoso, el libro de viajes de René Caillié merece ser leído y formar parte de la biblioteca de cualquier lector amante de los viajes. Sus palabras son hijas de una época de encuentros culturales sorprendentes, en el que las sociedades lejanas empezaban a interesarse las unas por las otras, al amparo del colonialismo, claro, pero abriendo la puerta también a los primeros estudios naturalistas y etnográficos gracias a organizaciones como la Geográfica de París, que, con esta hazaña, se quitó el sombrero ante este huérfano afanoso y perseverante que logró escribir su nombre en la Historia.

Qué: De Djenné a Tombuctú, de René Caillié.

Quién: Alhena Media.

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