la habana en un espejo Alma Guillermoprieto en Cuba

La Habana en un espejo, de Alma Guillermoprieto

La Habana en un espejo es el recuerdo de la estancia de Alma Guillermoprieto en Cuba en 1.970 y cómo aquella experiencia la convirtió en una de las mejores periodistas americanas.

Ahora que Cuba se prepara para afrontar un nuevo periodo de sanciones, merece la pena recuperar “La Habana en un espejo” (Random House), uno de los títulos clásicos de la periodista Alma Guillermoprieto, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2018,. En su crónica, Guillermoprieto recupera, ordenados, los recuerdos de su estancia en la isla durante los años 70, en calidad de profesora de danza contemporánea en las Escuelas Nacionales de Arte de Cuba. Aquellos seis meses fueron una catarsis en la vida de una joven que sólo quería ser profesional del baile y que, ignorando prácticamente toda la realidad política y social que encontraría en La Habana, aterrizó en un país profundamente convencido de sus posibilidades y que hoy es uno de los últimos países comunistas actuales.

La aspirante a bailarina clásica Alma Guillermoprieto llegó a Cuba poco antes de la Gran Zafra de 1.970, un plan por el que la isla tenía que mejorar su producción azucarera hasta alcanzar la increíble cifra de 10 millones de toneladas, un esfuerzo nacional sin precedentes que dejó sin aliento a la joven, criada en el ambienta urbanita e individualista de Nueva York, que ni tan siquiera tenía conciencia política y que, como reconoce abiertamente a lo largo del libro, llegó a la isla sin una idea clara sobre su situación política; en realidad, sólo pretendía llenar un tiempo muerto en su trayectoria artística, hasta el momento trufada de equipamientos baratos y mil veces remendados, horas de esfuerzo, sabañones e incertidumbre.

El encontronazo con la realidad cubana, mucho más precaria y racionada de lo que imaginaba, con las aspiraciones truncadas de sus alumnos y amigos, y con una fe popular en las certidumbres oficiales que también le absorbería y que vería resquebrajarse a base de fracasos –el primero de ellos el de la Gran Zafra- hizo que Guillermoprieto bajara de sus puntillas y pisara una tierra mucho más real y dura, implacable y contradictoria de la que ella había conocido hasta el momento. Su propia personalidad a medio hacer contribuyó a que los seis meses que pasó en Cuba fueran aún más dramáticos, algo que la Guillermoprieto adulta no dulcifica ni pasa por alto el elaborar la crónica de una etapa que la transformó como mujer y como persona y que la hizo reorientar sus aspiraciones profesionales hasta ser un puente informativo sin precedentes entre las dos orillas –la hispana y la anglosajana- de la realidad americana.

La carestía y el hambre de aquellos primeros años 70 marcaron a una generación entera de cubanos, a nivel físico, intelectual y espiritual, como bien se encarga de reflejar “La Habana en un espejo” y como también se aprecia en la lectura de otro libro indispensable sobre Cuba y el comunismo como es “Trotsky”, de Eduardo Padura, poco o nada complaciente con los excesos y abusos de la dictadura castrista. Por eso, las palabras de Alma Guillermoprieto renacen con fuerza para provocarnos y poner en el contexto necesario los titulares desarraigados que hoy nos salpican a diario: la Literatura y el Periodismo de la mano para explicarse la uno a al otro y viceversa gracias a las miradas clarividentes y en peligro de extinción de quienes ya podemos considerar clásicos.

La Habana en un espejo” de Alma Guillermoprieto es la crónica de una fractura nacional y de un renacimiento personal, dos procesos dolorosos que aún no han finalizado; es la historia de un país, de una ciudad, de unas personas cuyo reflejo vuelve una y otra vez, fragmentado, como la imagen de los alumnos de danza moderna que ensayaban, sin fuerzas ni calentadores, desorientados por un régimen que denigró lo contemporáneo a favor de un folclore interpretado de manera interesada, en un edificio que jamás alcanzó el reconocimiento arquitectónico que merecía, como tantas otras ilusiones del país caribeño.

Alma Guillermoprieto, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2018

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