Y ahora, volved a vuestras casas

Historia de los republicanos españoles en la Resistencia francesa.

No sólo la liberación de París llevó la Ñ de España. La Resistencia francesa empezó y se forjó con los españoles exiliados tras perder su guerra civil y sobrevivir, o escapar, de los campos de trabajo en los que muchos fueron confinados al cruzar los Pirineos. Su recuerdo y su dignidad, el ideal de sus luchas personales y de su esfuerzo colectivo han vuelto a ser rescatados por la periodista Evelyn Mesquida en el libro “Y ahora, volved a vuestras casas”.

Aunque con un estilo menos literario que “La Nueve”, Mesquida consigue de nuevo sumergirnos en las vidas anónimas de muchos de los líderes de la resistencia frente al fascismo: Emilio Álvarez Canosa y su mujer, Carmen Martínez Belinchón; lo hermanos Ponzán, Francisco y Pilar; Juan Pujadas, Emeterio Soto, Valetina Serres… El relato global avanza a medida que se suceden los perfiles de los guerrilleros y soldados a cuyas vidas se asoma Mesquida, a través de entrevistas personales o, en muchas ocasiones, gracias a sus familiares: cónyuges, hijos, nietos. Muchos de ellos han sido orgullosos herederos del legado de sus predecesores. Otros, como seguramente muchos lectores -españoles y franceses principalmente- pasaron muchos años sin conocer el protagonismo que sus mayores tuvieron en la lucha por la libertad de Europa.

Porque una cosa sí que hay que tener clara: el papel que estas personas tuvieron en las vísperas de la Segunda Guerra Mundial y durante toda la contienda, fue fundamental para que el Fascismo fracasara, como reconocieron en su momento los dirigentes de los organismos aliados, que encontraron en su experiencia y en su capacidad de organización un punto de partida fundamental para minar a los nazis. Muchos murieron antes de que acabara la guerra, algunos en tan extrañas circunstancias que aún hoy cabe sospechar de sus más próximos; otros regresaron a la vida civil, a trabajos generalmente humildes, y formaron familias, casi siempre en Francia. Unos pocos pudieron regresar a una España que muy lentamente empieza a reconocer su papel.

Pero el homenaje oficial y las condecoraciones no tienen pleno sentido si no van acompañados por el conocimiento y el respeto de la sociedad civil, especialmente en los dos países donde combatieron y residieron. Sus figuras son, además, un puente necesario entre estados normalmente ciegos entre sí pese a coincidir en muchos aspectos. En este caso creo que destacan dos, y antagónicos: el maltrato brindado a quienes soñaron por una sociedad más libre, más justa, con más posibilidades para todos, y el agradecimiento que se les debe por no haber cejado en su empeño aún teniéndolo todo en contra.

Creo que es fácil terminar de leer “Y ahora volved a vuestras casas” con el ánimo enardecido y la mirada húmeda. Posiblemente no debería ser así, porque ni las causas ni las personas son absolutamente buenas o transparentes, como se apunta, aunque tímidamente, al abordar las luchas por el poder entre los aparatos político y militar, los intereses militares dentro de un mismo bando o las traiciones y atentados contra determinados dirigentes. Pero no hay que olvidar que no se puede matizar aquello que se desconoce, sobre lo que no hay debate o conocimiento. Y la memoria de los republicanos españoles en la Resistencia francesa ha sido olvidada durante tanto tiempo que seguro que habrá quien ni siquiera crea lo que aquí se cuenta.

El valor de los libros de Evelyn Mesquida radica en acercarnos sus nombres y sus vidas, el contexto histórico en el que se desarrollaron y las acciones que protagonizaron para que “… esos muertos no estén solos” y estos vivos seamos más conscientes de nuestro pasado más reciente, a quien, en definitiva, le debemos gran parte de lo que hoy somos y tenemos.

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