La importancia de las mujeres en la Edad Media

Marga Torres, historiadora especializada en la Edad Media, desmonta el mito de que las mujeres no fueron importantes en la Edad Media.

Marga Torres es la guardiana de los Reyes del Grial

En Santa María la Real de Nieva, en Segovia, se firmó la Ley de Santa María, una de las primeras disposiciones legales en defensa de la mujer.

Marga Torres, profesora de Historia Medieval en la Universidad de León, rompe el tópico de la mujer anulada en el medievo y cita ejemplos en los reinos hispanos.

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“El mejor camino entre dos hombres es una mujer”, parafrasea Marga Torres, profesora de Historia Medieval en la Universidad de León y coautora, entre otros libros, de Los Reyes del Grial. La medievalista, famosa por haber situado en León, con rigor histórico, el cáliz que se veneraba en Jerusalén como el de la Última Cena, rompe otro tópico explicando cuán importantes podía ser las mujeres en la Edad Media, especialmente en la política de los reinos medievales de la Península Ibérica.

“Si quieres establecer lazos entre dos reyes, dos condes, dos magnates o dos burgueses casa a uno con la hija o con la hermana del otro”, explica Torres. Aunque inicialmente en la Edad Media se esperaba que la mujer fuese “una buena madre, una buena esposa y una buena mujer de iglesia” y, como mucho, una “mera consejera” a la sombra del marido, la realidad era más compleja en ese “Juego de Tronos” de los reinos medievales hispanos, en los que las reinas también fueron de armas tomar. Urraca II, por ejemplo, fue “una mujer tan fuerte que a Alfonso el Batallador, rey de Aragón, le dijo que ella era la reina propietaria de León y él, su marido [consorte]”.

En el siglo X, la reina Teresa comandó sus huestes en la batalla de San Esteban de Gormaz y “obligó a un conde de Castilla a besar su manto”, señala Torres. Con estos ejemplos de mujeres poderosas en el medievo, ¿por qué ha llegado hasta nosotros la idea de que las féminas fueron insignificantes en ese periodo? Torres explica que esta concepción viene de Francia, donde “una sociedad no tiene frontera, está mucho más masculinizada”. Sin embargo, cuando el reino tiene una frontera que proteger, como sucedía en la Península Ibérica, “el hombre tiene que ir a la guerra y la mujer que se queda en retaguardia tiene que tener capacidad jurídica para poder obrar en ausencia de su marido”.

El Infantado como instrumento de poder

Las mujeres de la realeza leonesa adquirieron aún más poder. En una entrevista concedida a Revista80dias, Marga Torres habla sobre el Infantado, una institución puramente femenina, creada por los reyes de León para sus hijas. “El rey donaba unos señoríos para que la infanta viviera de manera independiente de esas rentas (y así) no tuviera que casarse para poder ser libre”.

Además, el Infantado “convierte [a la mujer] en custodia de la memoria del linaje, es decir, ella es el pilar de la legitimidad dinástica”. Además, la mujer se transforma también en árbitro del Reino en la política leonesa, de manera que “en caso de tensiones entre hermanos y reyes, son ellas las que deciden”, sostiene Torres.

Así pues, ni débiles mentales ni apocadas, las mujeres desempeñaron un papel fundamental en la incipiente España que se ventilaba entre las cuitas de los primeros reinos medievales.

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