Fotografía de Camilo José Cela mientras realizaba su Viaje a la Alcarria por Guadalajara, España, en 1948

Viaje a la Alcarria: argumento, ruta y pueblos con el sello de Camilo José Cela

Por qué Viaje a la Alcarria, de Camilo José Cela, es un libro de viajes fundamental: argumento, pueblos por los que pasa la ruta y otras curiosidades del Premio Nobel de Literatura.

El libro Viaje a la Alcarria de Camilo José Cela aún es una buena guía de viajes para una ruta por varios pueblos de Castilla- La Mancha. De hecho, cabe decir que el Viaje a la Alcarria de Cela es importante “porque descubre el paisaje y el paisanaje de la intrahistoria como quería Unamuno”. Los pueblos de La Alcarria que Cela describe han cambiado bastante desde aquel año 1948 en el que él se echa al camino para recorrerlos a pie, pero el relato todavía descubre las claves de muchos de ellos o, incluso, de infraestructuras por entonces en construcción, como el Embalse de Entrepeñas. Pero la importancia de Viaje a La Alcarria no radica sólo en lo que Cela cuenta; el cómo lo cuenta contribuye también a que éste sea uno de los mejores libros de viajes del Premio Nobel. De ahí que una parada en el Museo del Viaje a La Alcarria, en Torija, uno de los pueblos de La Alcarria mencionados en sus páginas, sea una referencia para los amantes de la buena literatura.

Claves de Viaje a La Alcarria de Cela

Argumento de Viaje a La Alcarria

El argumento de Viaje a la Alcarria no podría ser más sencillo: un hombre, el escritor –Camilo José Cela- se calza unas botas “de siete leguas”, prepara una mochila y se lanza a recorrer los pueblos de La Alcarria, “un buen sitio”, dice al principio de su geografía novelada, “para andar”. Corre el año 1948 y en Madrid quedan serenos y niños que “hurgan con un palito en los (…) aromáticos montones de basuras”. Por los caminos, pastores, buhoneros y cómicos;  agricultores y fondas oscuras, a veces, incluso, sin nada para comer; niños redichos, verduleras sordas, alcaldes paternalistas y el peso concreto, y aún tangible, de la Guerra Civil española, paisajes casi vírgenes (muchos que ahora, desde luego) o grandes obras en marcha que ya son una realidad, como el Embalse de Entrepeñas.

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Por qué es tan importante Viaje a la Alcarria de Cela

La experiencia de Cela en La Alcarria, a pie y con un morral, no puede ser, en apariencia más sencilla. Ni tampoco recogerse en menos páginas, ilustradas, en algunas ediciones, por las deliciosas imágenes de Karl Wlasak. ¿Por qué, entonces, Viaje a la Alcarria sigue siendo un referente entre los libros de viaje en español? ¿Es que se trata de uno de los primeros de este género ambiguo? “Si nos atenemos a la totalidad del siglo XX, el primer libro de viajes es ‘La ruta de Don Quijote’, de Azorín. Después de la Guerra Civil, ese lugar lo ocupa el libro de Josep Pla, escrito en castellano, “Viaje en autobús” (1.942). Cela había leído con atención ambas obras”, explica Adolfo Sotelo Vázquez, decano de la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona y un referente en la estudio de la obra de Cela.

¿Cuál es, por tanto, la aportación de Viaje a la Alcarria de Camilo José Cela? Para Cela, escribir Viaje a La Alcarria “es importante porque abre una dirección de su literatura que consiste en descubrir el paisaje y el paisanaje de la intrahistoria, como quería Unamuno desde las propuestas de las ‘Notas de andar y ver’ que Ortega y Gasset estableció en esa cantera de ideas que son los sucesivos tomos de ‘El Espectador”, remata Sotelo Vázquez.

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Pueblos de Viaje a La Alcarria

Las Tetas de Viana son uno de los paisajes más singulares de un viaje por La Alcarria
Las Tetas de Viana, uno de los paisajes más singulares de La Alcarria, se alzan, “chatas y aisladas” entre Cifuentes y Trillo.

Este experto en la obra de Cela cree que con Viaje a la Alcarria, el de Padrón logró “un espléndido ejemplo de prosa sobria, transparente, clásica”. Quizá por eso sigue siendo la mejor guía de viajes para recorrer los pueblos de La Alcarria: Taracena y “su plazuela tostada al sol”; Torija, “subido sobre una loma” con su “buen castillo”; Brihuega, “que parece una ciudad antigua (…) con casas bien construidias y árboles corpulentos”; Cifuentes, “hermoso, alegre, con mucha agua” y Trillo, donde “vivía Schmidt el veterano alpinista” que da nombre a uno de los caminos más populares de la Sierra de  Guadarrama; Gárgoles, con su Parador sin nombre; Durón, el pueblo “en tres pedazos” y Casacana o Budia, “donde la  gente no se acuesta pronto” y Pareja, con “buena vega”. Y al final, Pastrana, “gran ciudad medieval” con el palacio “donde murió la princesa de Éboli” que, al igual que el Episcopal de Guadalajara, principio de la ruta de Viaje a la Alcarria de Camilo José Cela, estaban entonces en ruinas entonces pero hoy se pueden considerar paradas imprescindibles de un nuevo Viaje a la Alcarria. Igual que el Castillo de Torija, que hoy alberga el Museo del Viaje a la Alcarria, con recuerdos personales del escritor, ediciones únicas de su libro de viajes y objetos de la época.

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Paisanaje del Viaje a La Alcarria

La Princesa de Éboli fue encerrada y murió en el palacio de Pastrana, otro de los iconos del Viaje a la Alcarria de Camilo José Cela.
En Pastrana “acabó muriendo aquella dama enigmática, bella, tuerta y, al parecer, cachonda”, la princesa de Éboli.

Las letras de Cela y esos objetos –desde monedas y cuadernillos escolares hasta aperos de labranza- son los vestigios de ese paisanaje que marca el Viaje a la Alcarria y sin el que el paisaje, surcado por ríos (“el Tajo, sucio, terroso”) y salpicado de dehesas, fuentes cerros y montes, no tiene sentido. Cela se detiene a charlar y a preguntar con quien se encuentra. A veces, incluso, compartiendo provisiones, tabaco y kilómetros. Y nos regala una radiografía de la sociedad alcarreña de entonces, despertando la hilaridad ante el vendedor con ínfulas, la compasión hacia el niño lisiado que lee a Andersen al sol o el interés por saber más de la vida del médico don Severino o las andanzas de Martín el viajante. De todos apunta Cela el nombre, el apodo y el apellido, “los apellidos de la Alcarria: los Batanero, los Gamo, los Ochaíta, los Bachiller, los Arbeteta, los Bermejo, los Rodrigo, los Alvaro, los Laina, los Romo, los Bodega, los Poyatos”. Esa geografía humana de La Alcarria es, sin duda, lo más atractivo del Viaje a La Alcarria de Camilo José Cela, sobre todo ahora que la tecnología y las prisas parecen segar las oportunidades de conocer al de enfrente, de preguntarle si quiera por direcciones o lugares de descanso.

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Más libros de viajes de Cela

“Viaje a la Alcarria y los sucesivos libros de viajes son una de las columnas vertebrales de la obra creativa de Camilo José Cela”, añade Adolfo Sotelo Vázquez, quien ha comisariado la muestra que la Biblioteca Nacional de España organizó con motivo del centenario del nacimiento del Premio Nobel. “Junto con `Los apuntes carpetovetónicos’, constituyen la médula de su arte literario. Además son uno de los argumentos para sentirse un verdadero heredero de los maestros del 98”.

Algunas de las ediciones especiales relacionadas con el libro de viajes Viaje a la Alcarria, de Camilo José Cela, y con esta región de Guadalajara, en el Museo de Torija.

Aunque ahora el recorrido por La Alcarria se puede realizar con muchas más comodidades que en 1948, la esencia de la novela de Cela permanece. Su lectura es indispensable antes del viaje para comprender y contextualizar lo que luego veremos, para darle un sentido concreto al paso del tiempo y asombrarse de la evolución de esos pueblos y de sus gentes. Pero igualmente recomendables son otros títulos de viaje de Cela. “Desde mi punto de vista”, señala Sotelo Vázquez, “’Viaje al Pirineo de Lérida (1965) es un texto en el que la mezcla de la mirada y memoria es un delicia. Sin embargo, Camilo José Cela creía que ‘Judíos, moros y cristianos. Notas de un vagabundaje por Ávila, Segovia y sus tierras’ (1956) había sido fundamental para su ingreso en la Real Academia al año siguiente.”

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Pueblos del viaje a La Alcarria de Cela

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