Cosas que hacer en El Hierro, recorrer la Ruta de los miradores

Cuatro lugares extremos de España a los que llegar en coche

Los cuatro puntos cardinales más extremos de España a los que sólo se puede llegar en coche

Acertando con el servicio de alquiler de coches adecuado podemos llegar a los extremos de España.

Descubre el lugar más al Norte, más al Sur, más al Este y más al Oeste de toda España.

¿Cuáles son los cuatro lugares más extremos de España? En un país con tanto mar, sólo podían ser cabos. Para llegar a todos ellos hace falta un coche y una buena cámara de fotos porque su aislamiento los convierte en observatorios naturales perfectos en los que, además, la Historia parece haberse detenido.

  • Estaca de Bares: Municipio de Bañón, A Coruña, Galicia.

Estaca de Bares es el punto más septentrional, es decir, más al Norte, de España, vigía de piedra del encuentro entre las aguas del Océano Atlántico y del Mar Cantábrico. Sus acantilados sirven de refugio a muchas aves marinas y migratorias –especialmente entre los meses de septiembre y diciembre- por lo que los amantes del turismo ornitológico encontrarán aquí un paraíso. De hecho, en Estaca de Bares hay una Estación ornitológica permanente.

El Faro de Estaca de Bares –de 33 metros de altura- se construyó a mediados del siglo XIX y la escalera de acceso a su linterna se fundió en las fábricas de la famosa marca de cerámica gallega Sargadelos.

Actualmente en España hay 187 faros según la Comisión de Faros del Ministerio de Fomento. El más antiguo, aún en funcionamiento, es la Torre de Hércules, en A Coruña. El más moderno es el Faro de Torredembarra, en Tarragona.

  • La Restinga: Municipio de El Pinar en la isla de El Hierro, la más joven de las Islas Canarias.

Hay al menos diez razones para recorrer El Hierro, la más pequeña de las Islas Canarias y la más Oriental de Europa. Entre ellas, dos de los puntos más extremos de España. El primero de ellos, por oposición a Estaca de Bares, es La Restinga, el más meridional, un cabo rodeado por el Mar de las Calmas, donde se ubica la Reserva Marina de la Punta de la Restinga, uno de los espacios más valorados para hacer submarinismo en el mundo entero. La mejor manera de llegar a La Restinga -y de recorrer la isla de El Hierro– es en coche.

Faro de Orchilla en la isla de El Hierro, por donde hasta e siglo XIX pasó el Meridiano Cero.
El Faro de Punta Orchilla es un lugar mágico. Más allá, sólo el océano.
  • Cabo del Esperó: Península de la Mola, Mahón, Menorca, Islas Baleares.

Hacia el Este, el punto más extremo de España está en Menorca y fue aprovechado por el Ejército de Isabel II para construir una base de operaciones –la Fortaleza de la Mola– que quedó anticuada antes incluso de finalizar su construcción. Sus ruinas son hoy uno de esos lugares paralizados en el tiempo que conservan la intención que el ser humano da muchas veces a los lugares extremos. En este caso, se añadía la importancia estratégica de Mahón en el control del Mediterráneo.

La Fortaleza de la Mola, en la bocana del puerto de Mahón, se puede visitar de 10:00 a 18:00 durante el mes de mayo (excepto los lunes); de 10:00 a 20:00 h. entre junio y septiembre; y de 10.00 a 14:00 de octubre a abril (excepto los lunes).

Los precios de las entradas son: 8 € para adultos; 6,40 € por persona para grupos de 20 visitantes; 5,50 € para entradas especiales; 4 € las entradas reducidas. Los niños menores de 6 años no pagan entrada. Más información en fortalesalamola.com.

  • Punta de Orchilla:

El coche de alquiler nos vuelve a llevar a la isla canaria de El Hierro porque, siendo la más oriental de Europa, tiene también el extremo más al Oeste, es decir, de España.

Orchilla está situado en el municipio herreño de El Pinar y cuenta con un faro por donde pasa el que, desde tiempos de Ptolomeo hasta 1885, fue considerado como el Meridiano Cero.

Llegar hasta Punta de Orchilla es una deleite para todos los sentidos: porque se huelen las olas del Atlántico, en las que uno se puede bañar de manera improvisada dada la sucesión de pequeñas calas habilitadas para ello; porque la visa se pierde entre la vegetación autóctona, casi marciana, y porque el oído escucha el silencio y permite desconectar de todo lo demás.

Por cierto que la capital herreña también ostenta otro título particular, puesto que es la única capital insular que no está a la orilla del mar.

 

 

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