La historia de la Técula Mécula pasa por Casa Fuentes, una pastelería de Olivenza donde llevan tres generaciones elaborando este postre tan típico de Extremadura. Allí dicen que la receta de la Técula Mécula se la dieron unos clientes a modo de pago. Esa receta de la Técula Mécula de Casa Fuentes incluye dos ingredientes principales: almendra y yema de huevo. La calidad de la almendra es la clave del éxito de la Técula Mécula. Si tienes pensado visitar Casa Fuentes, aprovecha para conocer un poco mejor Olivenza, incluido entre los pueblos más bonitos de España en 2020.
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Historia de la Técula Mécula
Carmen Fuentes es casi tan dulce como la tarta de yema y clara que empezaron a elaborar sus abuelos. “Les dieron la receta”, cuenta desde detrás del mostrador, “unos clientes que no tenían otra manera de pagarles.” Hoy, ella y sus dos hermanos mantienen viva la memoria de la familia, un referente indiscutible en Olivenza, una de las localidades más populares de las Tierras Rayanas, y uno de los pueblos medievales más bonitos de España, a caballo entre España y Portugal; “un lugar estupendo, una ciudad preciosa”, afirma Carmen Fuentes, por “sus monumentos, la gente, la gastronomía…”.
Olivenza, pueblo bonito de España
El perfil de Olivenza es agresivo. Y defensivo. Con el gesto serio que le ha impuesto la Historia desde que la Orden del Temple ganara la plaza para la Cristiandad en 1.230, la ciudad ha ido cambiando de manos –ora castellanas, ora lusas- a golpe de batalla y de tratado. El de Alcañices e 1.297 la convirtió en cuña portuguesa más allá de las fronteras naturales de los ríos Caia y Guadiana, lo que hizo que frunciera el ceño y empezara a convertirse en un ejemplo universal de fortificación. Hasta cuatro cinturones defensivos, con muros de hasta 12 metros de altura y tres de grosor, ha llegado a tener Olivenza, por no hablar de lo inexpugnable de sus alcázar o de las atalayas y baluartes que la rodean, muchos de ellos todavía en pie y visitables.
El casco antiguo de Olivenza conserva su esquema original de cuadrilátero con dos calles principales perpendiculares y cuatro puertas de acceso. En el dédalo encalado y serpenteante de las secundarias, entre balcones de rejas y puertas recias, se sitúa Casa Fuentes, con las fotografías familiares, y los bollos y las golosinas adornando estantes y frascos transparentes, con un aire de toda la vida que despierta el apetito, si venía dormido, y anima el trajín de encargos que, sobre todo cerca de la hora de comer, no dejan de sacudir las cortinas de flecos veraniegas de la entrada.
Con la recomendación de tapear en el restaurante Dosca que Carmen Fuentes nos hace, después de compartir con nosotros la receta histórica de la Técula Mécula y las claves de sus ingredientes principales –almendra y yema de huevo- salimos de Casa Fuentes con, como ella dice, el mejor sabor de boca imaginable, el de la dulzura de su dulce, tan sabroso como conocido, y el de la amabilidad de las gentes sencillas y naturales que todavía se pueden encontrar en Extremadura.
Ha perdido su calidad original. Últimamente se ha industrializado.